“Vos sabés que yo creo que conocí a una húngara…” dice Mamá Cora en el final de la imperdible “Esperando la carroza” para que estallen las ultimas carcajadas del público. Salvando las distancias, ¡nosotros también pudimos conocer una húngara! Una de las famosas termas húngaras que se ubican por toda Budapest.

La tarde está fresca y tomamos por la famosa avenida Andrassy con sus boulevares y negocios en dirección a las termas de Szechenyi que funcionan desde 1881, tan solo ocho años después de que las ciudades de Buda, Óbuda y Pest se unificaran a una y otra orilla del hermoso Danubio y formaran Budapest. Nosotros elegimos el complejo termal de Szecheny, aunque son muchas las opciones, tantas que aseguran que las entrañas de la ciudad ocultan el mayor sistema de túneles de aguas termales del mundo. En nuestro camino nos detenemos unos minutos en el edificio de la Ópera y luego seguimos hasta la plaza de los Héroes, allí están representadas las siete tribus magiares que fundaron Hungría. Detrás de la plaza aparecen parques y lagos y mas allá el complejo termal.



La entrada de las termas cuesta 4100 florines húngaros cada uno por todo el día (unos 14 euros). En un espacio abierto entre columnas, arcos y estatuas aparecen tres piscinas al aire libre con diferentes temperaturas que van de los 25 a los 35 grados.
Estamos un rato allí, en el agua el calor relaja y se disfruta, pero hace frío y cualquier parte del cuerpo que sale a la superficie corre peligro de congelarse. Eso nos pasa solo a nosotros poco acostumbrados a estas temperaturas, los húngaros nadan felices como si el clima estuviera cálido. Cuando comienza a lloviznar ingresamos a la parte techada del complejo que posee variedad de piscinas grandes y pequeñas y también con diferentes temperaturas, la más caliente de 40 grados, casi que te cocinas ahí adentro. Es mucha la gente por todo el lugar, jubilados en su mayoría, pero bastante organizado, con sanitarios por todos lados, duchas y baños saunas. Una a una vamos recorriendo las diferentes piscinas como expertos catadores termales, haciendo comparaciones y buscando similitudes y diferencias. Casi todas las piletas están a tope y la mayoría de las veces nos sentamos codo con codo, con muy poco espacio para moverse.
A la caída de la noche salimos a caminar, pasamos mientras cae el atardecer por la bonita Basílica de San Esteban, con bares y restaurantes alrededor.
De allí nos vamos directo al imponente Puente de las Cadenas con encantadoras vistas de la ciudad y del edificio del Parlamento que cuando anochece comienza a iluminarse de a poco de manera exquisita.
Andamos por la orilla de Pest en donde varios barcos- restaurante se ubican en la costa y tomamos por la peatonal Vaci utca con locales de comida y mucho movimiento de gente. Luego pasamos por la plaza Erzsebet ter con su enorme vuelta al mundo, en donde decenas de jóvenes charlan, comen y toman cerveza. Enfrente también se toma cerveza de la buena en la recién inaugurada feria cervecera ubicada en un predio de madera con decenas de stand de diversas marcas.
Al otro días visitamos la Sinagoga que es la segunda más grande de Europa, vamos al Mercado central con múltiples puestos de todo tipo y a la salida almorzamos algunos de los platos típicos y más ricos del país: sopa de goulash, pollo a la paprika y snichztel de pollo con arroz blanco.
Luego con las fuerzas recuperadas vamos hasta el Danubio en donde en la orilla se ubican réplicas de zapatos en conmemoración de los judíos secuestrados y asesinados en la Segunda Guerra mundial.
Más tarde cruzamos a Buda y allí pasamos la tarde. Escalamos la cuesta hasta la Ciudadela, pasamos por el Palacio real, el bastión de los pescadores y la antigua iglesia de San Matías, allí las vistas del otro lado de la ciudad son excelentes y a lo lejos en medio del río se puede ver la isla Margarita. A la noche cenamos cerca del departamento que alquilamos (36 euros por día), muy espacioso y bien ubicado en el barrio número V, en la zona de la estación de Metro de Deak ter. Por sus calles hay montones de bares y restaurantes, para estirar la noche en la linda Budapest.
Hacer un viaje a Viena, Praga y Budapest es uno de los recorridos más tradicionales para hacer y se lo llama el de las capitales imperiales. Cada ciudad tiene su encanto especial y es un excelente combo para tus dos semanas de vacaciones por Europa, (incluso se puede sumar Bratislava).
Os adrezco el compartir con todos nosotros toda esta interesante información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por este post.
Saludos
Hola Victor! Te agradecemos nosotros por acompañarnos y seguir nuestras aventuras! Saludos desde Buenos Aires. Caro y Machi
que hermosos lugares.quisiera saber cuanto una cena.gracias
¡Hola Norma! ¿Cómo estás? Gracias por escribirnos. En Hungría se usan florines. Te hacemos la conversión a euros. En restaurantes turísticos o pizzerías entre 10 y 12 euros por persona con bebida incluida (cerveza o vino). Hay opciones mas baratas que es comida para llevar o lugares más chicos de pie, doner 2 euros, pad thai 4 euros, etc…