Febrero 2013
Ho Chi Minh city (así se llama oficialmente) nos recibe calurosa, húmeda, con un aumento de 2 dólares en los taxis del aeropuerto al Distrito 1 o backpackers area, la zona más movida y divertida de la ciudad, que no estamos dispuestos a pagar. No porque las cosas no aumenten, sino porque los tacheros son un dolor de cabeza en todas partes del mundo y en cuanto te ven extranjero intentan una de las suyas. Finalmente un taxista nos asegura que nos llevará encendiendo el reloj contador. Aceptamos y salimos.
Pasó un año y estamos en tierras tan lejanas de nuevo recordando las calles en donde estuvimos en nuestra luna de miel, viendo las motos que se cuentan por millones (los que saben aseguran que hay cerca de 5 millones) el mercado de Ben Than y las torres espejadas que se recortan contra el río Saigón. Pasamos por la avenida Pham Ngu Lao, que se desliza frente al parque con hoteles y agencias de turismo y vemos los angostos callejones: el de los minihoteles y el De tham, aquí se pueden conseguir cuartos privados por menos de diez dólares, además de comer en bares con mesitas en la calle y panaderías con suculentas baguettes.
Nos bajamos ahí cerquita, en la calle Bui Vien, movida y ruidosa, con vietnamitas que pasan vendiendo en sus carros, motos descontroladas y pequeños bancos de plástico que de la vereda saltan a la calle y que desbordan de turistas que toman la barata y rica bia Saigón. Una porrón de cerveza cuesta en la calle 12.000 dongs. (1 usd = 20.900 dongs)
El taxista estaba confiado en poder cobrarnos los diez dólares que todos nos pedían al principio, sonreía en el camino, pero cuando llegamos el contador nos dio la razón a nosotros, 150.000 dongs, menos de ocho dólares, le pagamos eso y no lo tomó bien. En estos casos hay que hacer oídos sordos y seguir camino. Nos volvimos a alojar en el Graceful Saigón, un pequeño hotel en el que nos trataron muy bien el año pasado y en la relación precio calidad sale ganando largamente. Tiramos las valijas en el cuarto y salimos a cenar. La comida vietnamita es especialmente sabrosa, así que nos dirigimos al Mercado de noche que se ubica justo al lado del gran mercado de Ben Than, que cierra al caer el sol. Antes de comer paseamos por allí entre vendedoras que poco delicadamente te toman del brazo para intentar venderte algo. Luego de varias vueltas nos sentamos en uno de los puestos dedicados a la comida. Coloridos ruidosos, con mesitas de plástico y las bebidas en heladeritas llenas de hielo. Pedimos arrolladitos de cerdo, langostinos rebozados y unos mini choricitos que vienen tipo brochette, ricos, pero no tienen el mismo gusto que los nuestros, qué se le va hacer, el chori argento se lleva en el corazón. Muy gustoso y barato comer allí. Una comida para dos de este tipo, con dos cervezas sale cerca de 200.000 dongs (10usd).
Palacio de la Reunificación
Al día siguiente vamos a visitar el palacio de la Reunificación, antes llamado de la Independencia y rebautizado así luego de que los tanques de Vietnam del norte derribaran sus puertas en 1975, cuando Saigón se rindió a las tropas comunistas y los norteamericanos perdieran la guerra. No queda lejos, es muy bonito caminar las quince o veinte cuadras desde donde estamos, entre calles arboladas, templos y callejones. El palacio cierra al mediodía y vuelve a abrir a las 13 hs. La entrada nos cuesta 30 mil dong a cada uno y se pueden visitar todos los salones, desde los que se utilizan actualmente para agasajar comitivas diplomáticas extranjeras, hasta las oficinas del sótano llenas de mapas y antiguos aparatos de comunicación utilizados durante la guerra.
Al salir vamos hasta la catedral de Notredame, heredada de la colonización francesa y luego al bonito edificio del correo que se ubica justo enfrente. Aprovechamos para enviar algunas postales a la familia. Es una de las tradiciones de antaño que nos gusta mantener. A pesar de existir el mail, skype o whatsapp para comunicarnos, sabemos que la alegría de amigos y familia al recibir una postal es incomparable.
A medida que avanzamos hacia el río Saigón, la zona se va volviendo más aristocrática, van apareciendo enormes hoteles de cadenas internacionales, el tráfico es más ordenado y los turistas van mejor vestidos. Ya no son tan numerosos los puestos de baratijas y en cambio grandes tiendas ocupan su lugar.
Es lindo caminar por estas calles con boulevares bien cuidados, galerías de arte, restaurantes de comida vietnamita y bares franceses. El edificio de la municipalidad es bello con su estatua de Ho chi Minh al frente entre una larga fila de flores. De allí vamos hasta el parque Lam Som en donde se exhibe una muestra de fotos de la guerra de Vietnam y luego caminamos lentamente hacia el río que se asoma oscuro tras la costanera. En él se agrupan uno al lado del otro, grandes barcos- restaurante a la espera de comensales para salir a dar una vuelta. Inspira ver caer el sol detrás del río Saigón.
Los días siguientes aprovecharemos para navegar por el Mekong y para ir a sentir de cerca la guerra de Vietnam visitando los Túneles de Cu Chi. Pero esa es otra historia
Que gran viaje!!!
Gracias amigos! Disfrutamos muchísimo de Vietnam!!! Conocimos Hanoi, Halong Bay, Hue, Hoi An, Nha Trang, Mui Ne, Saigón y el Mekong! Pronto subiremos más notas al respecto!
Solo puedo decir una cosa: Qué ganas me dieron de viajar a Vietnam! 😀