Visitar España no solo significa conocer lugares inolvidables y encontrarse con amigos entrañables sino también sumergirse en un verdadero paraíso culinario.
Delicias de la cocina española: Cada tapa, cada Paella, cada bocadillo de jamón ibérico, cada queso manchego, cada plato de papas bravas abrieron en nuestro paladar (estómago, corazón, alma) un nuevo universo de placer. Así que les proponemos que nos acompañen por algunos de los mejores momentos de nuestro viaje. Un recorrido entre manjares para hacerse agua la boca, sin olvidarnos tampoco, de los buenos vinos riojanos y de la cuenca del ebro y la cerveza fresca que nunca desentona.
Barcelona
La mañana está soleada, linda como Barcelona, pasamos la plaza de Cataluña, tomamos por la Rambla y tras encontrarnos con nuestra amiga Migus, llegamos hasta el mercado de la Boquería. Damos vueltas por allí entre colores, aromas, exquisiteces y mucha gente. Nos sentamos a almorzar en uno de los puestos de mesitas a la sombra y comensales en la barra. Gambas al ajillo, pulpitos a la provenzal y papas bravas, todo muy rico.
Al salir para bajar un poco la comida, nos perdemos en pequeñas calles con balcones, andamos por el antiguo barrio del Raval, luego por la Plaza Real, vamos hasta la Barceloneta y sus playas y como con tanta caminata nos agarró hambre de nuevo, atacamos unos sanguches de jamón ibérico!
La noche siguiente cenamos en el barrio de Gracia, bohemio, apacible, alejado del centro pero no mucho, en una arrocería a pocas cuadras del departamento de nuestra amiga Vicky, en donde nos estamos quedando. La arrosería Xativa es un tip que les damos que no se van a arrepentir (precio medio, no mochilero). El menú incluye: entrada, plato principal, postre y dos copas de vino tinto. Así que andamos de delicia en delicia: Butifarras con piquillo, papas con huevo frito y gambas, paella valenciana con pollo y conejo y de postre crema catalana. Que manera de comer y reírnos entre historias y anécdotas.

Paella de conejo. Cena en restaurante La Arrocería en Barcelona. Recomendadísimo para comer paella y escapar de la paella turística.

Huevos estrellados. Cena en restaurante La Arrocería en Barcelona. Recomendadísimo para comer paella y escapar de la paella turística.

Butifarras. Cena en restaurante La Arrocería en Barcelona. Recomendadísimo para comer paella y escapar de la paella turística.
Tarragona
En la ciudad catalana de Tarragona participamos del Travel bloggers meeting una muy interesante reunión de bloggers de viajes en donde la pasamos bárbaro. En la segunda jornada, cuando caía la tarde nos subimos a a los micros y salimos a la ruta en dirección a los pueblos que se ubican a la vera del río Ebro. Una hora después llegamos a Gandesa, bien pequeño y tranquilo. Cenamos en la parte antigua de una bodega en donde se dispusieron varias mesas para degustar cosas ricas. Mientras el saxo suena de fondo y los mozos sirven el vino de la propia bodega, comemos pan con anchoas y morrones, bocaditos de atún, cucharitas con bacalao y cebolla, mini tortillas de papa y bastoncitos de queso y pescado. De postre bombones de chocolate, imperdibles.
Camping L´Ametlla – Valle del Ebro
La botella y La almendra, en catalán L´Ampolla y L´Ametlla son dos pequeños pueblos ubicados en la costa del Mediterráneo, a poco más de una hora de tren de Barcelona. A medio camino entre ellos se ubica el camping en donde vamos a comer, en un día que arrancó lluvioso, pero que fue mejorando con el correr de las horas. Empezamos con unos pequeños pancitos con tomate, oliva y anguila ahumada. Seguimos con Cigalas braseadas con aceite de oliva y Mejillas de atún con vegetales, ambos platos deliciosos. Como principal: Arroz con bogavante (especie de langosta suave y carnosa popular en esta zona) con este plato se llegó al pico de la tarde, decir que era un manjar es poco. Todo con el fresco vino blanco de la cuenca del Ebro. No nos quedó espacio ni para el postre.
Madrid
Una noche vamos a cenar con nuestra amiga Bea al barrio Lavapies con callecitas con mesas en la calle y varios restaurantes de tapeo para elegir. Nos sentamos a comer en uno llamado Achuri, bullicioso, con los mozos que pasan con cuencos humeantes y en donde sus paredes tienen consignas antifascistas y hasta un pañuelo de Abuelas de Plaza de Mayo encuadrado y firmado por Estela de Carlotto. Tomamos vino tinto de la casa, bocadillo de jamón ibérico, plato de queso, aceitunas y tomates rociados con aceite de oliva, papas a los cuatro quesos y Lacón (finas lonjas de cerdo) con papas. ¡Qué rico! ¿Quieren saber dónde ir de tapas en Madrid?
Damos vueltas por Madrid, curioseamos por el mercado San Miguel y sus delicias, vamos hasta la Gran vía, pasamos junto al oso del Madroño y luego llegamos a la plaza del Callao.
Es pasado el mediodía y estamos con hambre, así que damos vueltas por calles tranquilas en donde hay varios restaurantes con sus mesitas en la vereda. Todos tienen menúes con entrada, principal, postre y bebida. Finalmente nos decidimos por una cantina gallega llamada Casa Valiño, el menú es de 10 euros cada uno. Pan, botella de vino tinto, botella de agua, dos platos cada uno y postre. Solo con las “entradas” estamos para una siestita reparadora: Paella con mariscos al por mayor y callos a la madrileña, excelentes, dos bombas. Para el segundo plato pedimos salmón con salsa tartara y merluza a la romana, de nuevo no nos quedó espacio para el postre.
Granada
Nos maravillamos con la Alhambra durante el día, comemos y tomamos una cervezas con tapeo en algún bar cercano y a la noche nos vamos para la feria, ubicada a pocos minutos del centro de Granada. Repleta de juegos mecánicos, puestos, tablaos y por supuesto restaurantes. Nuestro amigo Enrique que nos aloja en su departamento comienza a comprar vasitos con vino dulce de la región como para empezar con todo. Luego vamos a cenar a una de las múltiples casetas y se suman mas amigos que piden a lo grande: parrillada de carne, parrillada de mariscos, pulpo a la gallega, papas fritas, cervezas y mas cervezas. Mientras suena flamenco de fondo, charlamos y bromeamos de todo un poco.
Sevilla
De la torre de la Plata al Alcázar, del barrio de Triana al Archivo de Indias, Sevilla propone un mágico paseo por la historia, pero también uno imperdible por sus sabores. Una noche vamos a cenar con Enrique y Sandra amigos que además nos dan alojamiento, a un pequeño almacén repleto de jamones y delicias. El local está escondido, es solo para conocedores y lo conduce con sabiduría y pasión un simpático matrimonio. Arrancamos bien a la andaluza, comiendo de parados en un rincón de la barra, unos minutos después conseguimos mesa y nos acomodamos para seguir dándole al diente. Comemos todo tipo de exquisiteces: jamón ibérico de cerdos alimentados con bellotas, queso manchego, lomo embuchado, salamines que sacan el aliento y más. Entre risas y anécdotas futboleras de nuestro amigo que era árbitro profesional en la liga española pasamos una noche muy linda.
Cádiz
En Cádiz se siente el gusto a la sal que llega del Mediterráneo y se extiende por sus calles centenarias y sus plazas con restaurantes. Uno de los paseos del día consiste en ir al mercado de Cádiz a intentar reconocer la gran variedad de pesca que ofrecen a sus clientes.
A la noche vamos a cenar con Vicky y Salvador a «Gonzalo», una pequeña tasca andaluza en Santa María, uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Es el típico bar español donde se puede comer acodado a la barra a muy buen precio. Probamos varias delicias de mar que nunca habíamos comido antes como huevas, cazón, acedias, mero empanado, tortilla de camarones, aceitunas aliñadas y ensalada rusa. También probamos vino fino, así se llama, es originario de la zona y tiene un gusto ajerezado y mayor contenido alcohólico que el común.
Nuestro último día en Cádiz cenamos en un restaurante de tapas, cerquita de la costanera y el mar. Allí acodados en la barra nuevamente probamos varias delicatessen como diablillos, dátiles con panceta, carrillada, montaditos de pringado, sopa de salmorejo, un guiso llamado vezna y chicharron en fetas. Felices por la comida y la conversación nos vamos a cerrar la noche con unos tragos a un galpón reconvertido en bar, que fuera diseñado por el mismísimo Eiffel.
Pd: Recordamos con mucho cariño a los restaurantes Los cien montaditos que nos alimentaron por toda España cuando nuestros bolsillos escaseaban. Todos los sanguchitos por 1 Euro, ya sean de jamón ibérico, chorizo, gambas o salmón. El chopp de medio litro de cerveza 1 Euro también!! (ojalá fuera un chivo, pero cada euro salió de nuestra billetera)
me encanta tu relato…..revivo los momentos pasados en Madrid…Barcelona….Fuengirola…Cadiz…Granada-..Moclin( el pueblo de mi abuela.)..Almeria..Murcia…Benidorm…y tantos otros lugares!!!! España es maravillosa. Trataré de escribir en mi bitácora cuando vaya a Francia e Italia próximamenteGracias por compartir tus experiencias!!!!! Cariños