Septiembre 2014
Estamos sentados en el pasto, sobre la hierba fresca en la ribera del Elba y el sol nos pega de lleno en nuestros rostros. Enfrente nuestro del otro lado del río se despliegan las cúpulas de iglesias y palacios barrocos de la Ciudad Vieja (Altstadt) de Dresde en Alemania.
El día es cálido y los panes, quesos y cervezas que llevamos para el picnic son un canto a la alegría. Justamente fue el poeta Friedrich von Schiller quien en 1785 escribió su famosa Oda a la Alegría en esta misma ciudad.
En un fragmento de su texto original dice:
“…Alegres, como vuelan sus soles a través de la espléndida bóveda celeste; corred, hermanos, seguid vuestra ruta; alegres, como el héroe hacia la victoria…”.
Toda una inspiración ahora como en su momento cuando inspiró al gran Ludwig van Beethoven para que compusiera una de sus obras más sublimes. Fueron más de 25 años los que transcurrieron para que el autor retomara las palabras de Schiller y las adornara con la música para su Novena sinfonía. Tiempo después, la letra del rebautizado Himno a la Alegría fue cambiando hasta llegar a la que todos conocemos y alguna vez hemos cantado: “Escucha hermano la canción de la alegría; el canto alegre del que espera un nuevo día; ven, canta sueña cantando; vive soñando el nuevo sol; en que los hombres volverán a ser hermanos….”, por supuesto la melodía creada por Beethoven mantendría su magia por siempre. Además desde 1985 es el himno oficial de la Unión Europea y Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.
El palacio de las Bellas Artes deslumbra con su cúpula acristalada y se desliza por una explanada que lo conecta con otros edificios importantes de la ciudad en el que destaca la Catedral católica Hofkirche (de la Santísima Trinidad). Esa hermosa pasarela es la conocida como terraza de Bruhl y el mismísimo Beethoven caminó por allí cuando vino a Dresde a dar sus conciertos. También lo hizo otra gran figura de la cultura alemana, su amigo, el famoso escritor y poeta Johann Wolfgang von Goethe, el autor del Fausto. Esa magnífica obra de la literatura mundial que narra el pacto de un hombre con el Diablo. Goethe en uno de sus numerosos paseos en busca de inspiración, inmortalizó la explanada con el nombre de “Balcón de Europa”.
Terminado nuestro almuerzo, cruzamos caminando el Augustusbrücke, el puente más bello de la ciudad y que une el casco antiguo con la parte Nueva (Neustadt). Por debajo transcurre el Elba parsimonioso con embarcaciones de turistas y por nuestro lado pasa el tranvía moderno y silencioso.
Ingresar al casco antiguo y verlo así recuperado, es un placer y un privilegio, ya que Dresde fue una de las ciudades más castigadas en la Segunda Guerra Mundial y resultó destruida en más de un sesenta por ciento. Su peor día fue el 13 de febrero de 1945, cuando la aviación Aliada en un intento de arrinconar definitivamente a las tropas nazis, descargó toneladas de bombas que produjeron miles de muertos (todavía se discute la cantidad). Asombra la capacidad de los hombres para construir y destruir su mundo, su planeta, de una manera que parece casi infinita. Igualmente siempre tenemos la esperanza de que esta fase de construcción, reconstrucción y mantenimiento no se interrumpa nunca más.
Ante nosotros aparece el Fürstenzug, el “Desfile de los Príncipes” un impresionante mural de más de 100 metros de largo, realizado con 24 mil azulejos de porcelana de Meissen. En él se representa a la dinastía de los Wettin, la más importante de la zona de Sajonia, a través de los años. Sus dos príncipes electores más poderosos y que dejaron su huella en cada rincón de la ciudad, fueron Augusto I El Fuerte y su hijo Federico Augusto II.
Salimos a la plaza Del teatro, en donde se ubica la imponente Semperoper, el edificio de la Opera y luego andamos hasta el Palacio Residencial de Dresde que posee los museos de Historisches Grünes Gewölbe (Bóveda verde) y el Neues Grünes Gewölbe. Con una extensa colección de joyas y relojes de oro y plata; imperdibles la sala turca y la de las armaduras medievales.
Nos quedamos largo rato allí y luego nos vamos hacia la plaza Altmark, en el camino vemos antiguos edificios recuperados o reconstruidos y varias modernas construcciones. Curioseamos por los puestos de souvenirs, todos prolijos y de alegres decorados, por sus chocolaterías y cervecerías.
C]uando empieza a anochecer sus calles empedradas se vuelven misteriosas, mientras ingresamos a una amplia explanada rematada con la iglesia de Nuestra Señora (Frauenkirche) la más importante iglesia Luterana de Alemania y que justamente tiene la adusta imagen de Martín Lutero en el frente. El sacerdote inició la ruptura con la iglesia de Roma, a unos doscientos kilómetros de Dresde, en Wittenberg al clavar en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos (también conocida como iglesia del Palacio) las 95 tesis en 1517. En la Segunda Guerra Mundial, la Frauenkirche fue uno de los edificios reducido a escombros y costó más de cincuenta años recuperarla.
Por una calle repleta de restaurantes con mesas en la calle y toldos de colores, ingresamos al balcón de Europa, ese que tanto admiramos desde el otro lado del río. Los pintores venden sus obras y turistas y soñadores se sientan a ver el Elba y a las bandadas de pájaros que lo sobrevuelan.
El cielo está azul oscuro y las cúpulas se iluminan de color ámbar dando una imagen mágica. Sacamos fotos, disfrutamos de la llegada de la noche que envuelve el aire, en silencio con los ojos chispeantes y las sonrisas colgando de la boca, disfrutamos del momento y por supuesto, empezamos a pensar que vamos a cenar.
Lee nuestra segunda nota de Dresde aquí: Museo Zwinger de Dresde
Info útil: Cómo llegamos:
Desde Berlín el viaje en Bus a Dresde, es de poco menos de tres horas (200 km). Los buses son modernos y cuentan con wifi incluido. Nos costó 6 euros cada uno por Meinfernbus/Flixbus.
Web y oficina turística de Dresde:
[singlepic id=6633 w=400 h=400 float=center] [A]gradecemos a la Oficina de Marketing de Dresde que nos invitó con dos Dresden Card de dos días con transporte y museos incluidos para dos personas. El precio es de 35 Euros. Hay varias opciones de Welcome Cards que incluyen museos y transporte público para individuos o para grupos familiares.
Dresden City Card + Dresden Museums Card 2 Tage Einzel por dos días.
Incluye todos los viajes en bus, tranvía urbano, tren y ferries y entrada a los Museos pertenecientes al Dresden State Art Collections y otras atracciones. Vale desde el día de uso hasta las 4 de la mañana del día siguiente.
Dresden Tourism Para mayor información de Dresde en Inglés.
Link para descargar guía de Dresde en Español.
Hacia dónde continuamos viaje:
Dresde se ubica a solo 30 kilómetros de la frontera con República Checa y a 118 kilómetros de Praga, su capital. Utilizamos la empresa de buses Student Agency y el precio fue de 12 euros por persona para un trayecto de 2 horas.
Más notas de Alemania:
Berlin: el bunker de Hitler y los nazisBerlin: 25 años de la caída del Muro
A medida que uno pasa las fotos, los vasos de cerveza se van haciendo más grandes!!!!! Que nostalgia ver ahí la Paulaner!!!!
Excelente..!!!!!
Felipe, gracias por escribirnos!
Abrazo