Londres a través de sus libros: un recorrido fascinante siguiendo los pases de sus escritores.
Londres es de esas ciudades en donde nos cuesta diferenciar la realidad de la ficción, tiene esa encantadora e inquietante capacidad de hacernos andar por esa cornisa indescifrable en donde todo se funde, se mezcla, se mixtura. Qué es verdad y qué no lo es en Londres nadie puede saberlo, quizás ni siquiera importe. Imagínense recorrer Londres a través de sus libros.
¿Hércules Poirot, el detective del bigote extravagante todavía investiga por aquí? ¿Y Sherlock Holmes sigue fumando su pipa y persiguiendo criminales? ¿Y Harry Potter, el doctor Frankenstein o Jack el Destripador siguen haciendo de las suyas? ¿El retrato de Dorian Grey estará escondido en el Soho o se lo habrá llevado Peter Pan a los jardines de Kensington? ¿Lord Byron paseará todavía con Mary Shelley mientras Shakespeare disfruta del sueño de una noche de verano y Stevenson escapa de las garras del doctor Jekyll y mister Hyde?
No, no nos volvimos locos, es que Londres con sus escritores, sus personajes, sus historias de crímenes, monstruos y fantasmas, su aire de intriga permanente, sus edificios góticos, su llovizna constante, su Támesis y sus bares han hecho que nuestra cordura tambalee por unos días.
La mañana es fresca y nublada y vamos hasta la estación de subte de Clapham South cerca de donde nos aloja nuestro amigo Miguel y a una media hora de Picadilly Circus. En toda la zona metropolitana de Londres siempre hay una estación a mano que además se encuentra interconectada con todas las demás. Los ingleses se jactan de tener el mejor y más antiguo sistema de trenes subterráneos del mundo y puede que sea verdad aunque son comunes los retrasos en donde los londinenses tratan de no perder su legendaria flema inglesa.
British Museum
Primera parada British Museum: Es gratuito, nos viene bárbaro porque con el cambio de peso a dólar y de dólar a libra esterlina, todo nos cuesta un ojo de la cara. En caso de querer hacer una visita guiada por el museo también es posible. Cruzamos su imponente entrada de estructura clásica y damos vueltas por allí entre sarcófagos egipcios, reliquias sumerias, estatuas de la India, frisos del Partenón y jarrones de la antigua Grecia. Por siglos los tentáculos del imperio británico se extendieron por todo el planeta y de cada lugar se trajeron algo para sus museos.
Nos unimos a miles de turistas que pasean por la salas, muchos de ellos de habla hispana, sobre todo españoles. En medio de la multitud un nene vomita, tremendo, desagradable, ¡qué habrá comido por favor! Hacemos un rodeo mientras el personal de maestranza lidia con lo que quedó en el piso. Uno de los lugares donde se concentra más gente es frente a la Piedra de la Roseta, que es para el British lo que la Mona Lisa es para el Louvre, salvando las distancias. El hallazgo de la Roseta fue una revolución porque permitió traducir el egipcio antiguo, idioma perdido hacía un par de miles de años. La piedra fue hallada en 1799 por el soldado Pierre-Francois Bouchard durante la campaña de Napoleón en Egipto, pero pasó a manos británicas tras su victoria en la contienda en la tierra de los faraones. Al salir miramos el mapa pero solo de reojo, porque queremos perdernos un poco y que sean los calles y nuestro instinto los que nos indiquen nuestro destino.
Al tomar la Doughty Street de casualidad pasamos por el museo dedicado a Charles Dickens, emplazado en una de las casas en las que vivió en Londres. Inolvidables “Oliver Twist”, “David Copperfield”. Los fantasmas del presente, del pasado y del futuro ¿habrán pasado esta última navidad por la ciudad? A unas pocas cuadras vemos la estación de trenes de King Cross en donde Harry Potter junto a sus amigos toma el Expreso de Hogwarts cada nuevo inicio de clases. El tren mágico utiliza el también andén mágico ubicado en el 9¾, entre los andenes 9 y 10. La cuestión es que la autora JK Rowling cuando escribió su obra confundió los números, ya que los reales andenes 9 y 10 se encuentran en un segundo edificio separado del principal. De allí bordeamos el Regents Park y tomamos la Baker street, la calle del gran Sherlock Holmes uno de los detectives más famosos de la historia. Como todos saben no fue un personaje real, pero estuvo cerca. Cuando Jack el Destripador, este sí fue un personaje real, inició su serie de asesinatos, Arthur Conan Doyle creador de Sherlock fue invitado a participar de la investigación. Doscientos años después el misterio continúa y todavía se discute quién fue Jack el Destripador y cuántas fueron sus víctimas. Como narra el periodista español Enric González en su buen libro “Historias de Londres”, Conan Doyle puso en boca de Sherlock diferentes pistas y teorías que presuntamente llevarían a encontrar al asesino. De nuevo la ficción y la realidad que juegan a las escondidas y para completarla está la dirección en donde Conan Doyle situó la casa del detective. El mítico departamento 221 B de Baker Street, calle que no llegaba hasta ese número a finales del siglo XIX, pero que años después ganó unos metros y permitió que se convirtiera en realidad y es allí en donde hoy se sitúa el museo de Sherlock Holmes.
Andamos hasta la Bond Street en donde se ubican las marcas más importantes del mundo con precios que asustarían hasta a gente que se precie de tener mucho dinero. A nuestra derecha está emplazado el Hyde Park, cuidado y arbolado, pleno de flores y con su lago en medio y mas allá los jardínes de Kensington desde donde el escocés Matthew Barrie imaginó que Peter Pan, acompañado del hada Campanita volaría como un ave hasta el país de Nunca Jamás. Si se fijan bien pueden encontrar en los jardines una estatua dedicada a Peter Pan el niño que no quería crecer….que viendo cómo anda el mundo no andaba tan errado.
Llegando al Soho se empiezan a ver gran cantidad de teatros, bares y restaurantes, con mucha gente paseando, comprando, comiendo, mientras transitan los típicos y elegantes taxis negros y los colectivos rojos de dos pisos.
Pasamos por el teatro en donde por más de sesenta años se sigue presentando la obra “La ratonera” de Agatha Christie y nos acordamos de Poirot, que seguro estará conversando con su amigo el capitán Hastings (que vivió en Argentina), tratando de que sus células grises le den la respuesta para atrapar algún asesino.

Recorré Londres a través de sus libros. Obra de teatro La Ratonera de Agatha Christie en Londres, Inglaterra
De allí andamos hasta Leicester Square con sus bares con mesas en la vereda en donde la gente toma vino y cerveza, con las famosas cabinas de teléfonos y los locales de souvenirs abarrotados con fotos de la familia real. El clima es bastante raro en Londres en primavera, llovizna, luego sale el sol, después vuelve a lloviznar, cae alguna que otra tormenta. Llegamos a Picadilly circus, llena de turistas, negocios y enorme actividad. Aquí fue filmada una famosa escena de la película 28 días con Londres totalmente vacía y desolada por el ataque zombie.
De Picadilly Circus caminamos hasta la imponente Trafalgar Square, en donde desde lo alto el almirante Nelson otea el horizonte o quizás mira al Big Ben que se ve a lo lejos. Detrás de Nelson se ubica la National Gallery, también gratuita y con una buena cantidad de obras de grandes artistas como Rubens, El Greco, Leonardo, Rafael, Monet, Van Gogh, Manet y muchos otros.
Cuando empieza a caer la tarde el Big Ben nos llama como un imán y nos dirijimos hacia él. Pasamos por Downing Street, en donde el Primer ministro británico tomará decisiones que repercutirán en buena parte del mundo.
Y al llegar a la abadía de Westminster nos paramos a contemplar la escena por unos momentos. El enorme templo gótico, el reloj como un faro sobre el parlamento, la estatua rengueante de Winston Churchill y más allá el Támesis, turbulento, oscuro. El río en donde Lewis Carroll paseó en barca junto a su amigo el reverendo Duckworth y las jóvenes hermanas Liddell: Lorina, Alice y Edith y que inspiró el argumento de la inolvidable “Alicia en el país de las maravillas”. A medida que el cielo se oscurece el parlamento se va volviendo anaranjado y el Big Ben en lo alto enciende sus colores.
Nos quedamos sacando fotos a uno y otro lado del río hasta que la noche, el frío y el hambre nos invitan a refugiarnos en alguno de los bares de la ciudad, cerveza en mano, fish and chips y pantalla gigante con partidos de futbol de la liga inglesa.
La noche en Londres tiene ese no se qué que te atrapa entre sus luces, su niebla, sus puentes y sus colores.
Por suerte nos quedan unos días mas para seguir visitando la Londres real, la de ficción y también la histórica. Días en los que visitaremos el teatro The Globe en donde Shakespeare presentó muchas de sus obras, que fue demolido en 1644 y que abrió sus puertas en 1997 reproducido como era en el siglo XVII. Recorreremos las calles por las que transitó el irlandés Oscar Wilde a partir de 1879 fecha en que se instaló en la ciudad, en donde escribió “El retrato de Dorian Grey” y en donde a finales del siglo XIX fue enviado a la cárcel acusado de homosexualidad y sodomía. También llegaremos hasta la zona de Notting Hill no para ver a Hugh Grant y Julia Roberts, sino para hallar el lugar en donde vivió George Orwell y recorrer con los recuerdos “1984” libro de ficción que cada día se vuelve más real y por supuesto “Rebelión en la granja” obligatorio leerlo, pocas veces en mi vida me sentí tan triste luego de terminar una novela. Por eso les aconsejo que la lean.
También para tropezarnos con Robert Louis Stevenson en los oscuros callejones de Londres y evitar por todos los medios posibles enfrentarnos con el Doctor Jekyll y Mister Hyde. O con la criatura inventada por el doctor Frankenstein, que seguramente debe andar escondiéndose por la ciudad en busca de nuevas víctimas. Perdón por los desvaríos, pero si el Golem sigue dando vueltas por Praga entonces este monstruo también puede hacerlo por Londres. La escritora Mary Shelley concibió la historia, según cuenta la leyenda, tras una apuesta con el famoso escritor y poeta Lord Byron, una noche mientras imaginaban cuentos de terror. Existen tres originales de la obra, la escrita por Mary en soledad, la corregida junto a su marido Percy y la reescrita varios años después del fallecimiento de su esposo en un accidente.
Ojalá que nos encontremos con el James Bond de Ian Fleming para que nos invite un Martini agitado no revuelto que nos dé fuerzas para visitar todo lo que nos falta: los parques y mercados, el barrio chino, la catedral de San Pablo, la torre de Londres, el palacio de Buckingham, el puente de Londres y muchos de los clásicos bares de la ciudad.
¿Qué otros tours temáticos se les ocurre en Inglaterra?
Les compartimos un tour temático de Los Beatles en Liverpool de Flor y Juan de La Ruta del Mate para hacer por su propia cuenta. Si querés hacer el tour a Liverpool desde Londres lo encontrás acá.