Septiembre 2014
Llegar a Munich en tiempos del Oktoberfest significa tener en cuenta varias cosas:
Es uno de los festivales más populosos del mundo, tiene más de seis millones de visitantes; comienza a fines de septiembre aunque su nombre indique otro mes y dura 16 días; la ciudad está revolucionada, de fiesta y desbordante de turistas; y los alojamientos están siempre completos y los pocos que quedan se consiguen al doble o al triple de su valor del resto del año (nos llegaron a pedir hasta 100 Euros por cada uno en un cuarto compartido).
Existen también otras opciones más económicas como dormir en carpa en el Oktoberfest Camping o en cuartos de hotel en algunos de los encantadores pueblos de las afueras de Munich a tan solo unos veinte minutos o media hora de tren del centro de la ciudad. Por supuesto existe también la posibilidad de dormir de forma gratuita en casas de familia del estilo Servas o Couchsurfing, pero hay que solicitarlas con mucha, mucha anticipación. Además de comprender el espíritu de esos intercambios. O…no dormir.
En esta época el alma de fiesta en Munich se nota a cada paso. Los hombres se visten a la manera tradicional de Baviera con bermudas de gamuza con tiradores, camisa a cuadros y sombrero y las mujeres compiten entre sí con coloridos vestidos con escotes que cortan el aliento. En todas las vidrieras de la ciudad se venden todo tipo de modelos.
Además y sobre todo, se pueden ver turistas de todas las edades y de todas partes del mundo haciendo lo que sea, pero siempre con una cerveza en la mano. En esta época, los habitantes de la ciudad disfrutan y se quejan a partes iguales: porque hay mucha gente, porque algunos servicios están desbordados, porque hay muchos borrachos, porque los turistas ensucian, etc; por otro lado el Oktoberfest es una estupenda posibilidad de trabajo para muchísima gente (13 mil personas de forma directa), la ciudad recibe enormes ingresos por el turismo y las familias y amigos aprovechan para reunirse y divertirse antes del invierno que en esta parte de Alemania es bastante frío.
Nos levantamos tempranos porque hoy es nuestro Día C (de Cerveza, Je je.) El día que vamos a visitar el predio del Oktoberfest. Pero primero, por la recomendación de amigos alemanes, nos vamos a almorzar al centro. Los precios allí son bastante más bajos y así aprovechamos para llenar la panza. Vamos hasta la linda plaza Viktualienmarkt, aprovechamos que el tiempo está perfecto, soleado y fresco para pasear por la plaza principal Marienplatz, luego cruzamos algunas de las elegantes callecitas del centro y allí está. En ella hay montones de locales de comida y en el medio un Biergarten con hileras de mesas de madera para compartir. En los puestos se consiguen apetitosos sanguches de lomo de diferentes clases y también salchichas asadas por entre 2 y 3 Euros cada una.
En esas mesas concurridas en donde comprando la cerveza en los puestos cuesta 3 Euros el medio litro (en los supermercados solo 1), charlamos con unos jubilados alemanes que nos dan de probar algunas de sus apetitosas y raras salchichas. ¡En Alemania todo se convierte en salchicha! El ambiente Oktoberfest se ve, se respira, pero al mismo tiempo, como la multitudinaria fiesta ocurre en otro sector de la ciudad, uno no toma dimensión de la magnitud del evento hasta llegar allí.
Ya comidos, estamos listos y nos vamos para el predio del Oktoberfest, conocido como Theresienwiese, los campos de Theresa en honor a la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen quién se casó con el principe Luis I de Baviera el 12 de octubre de 1810 y dio origen a este festival. Aquellas fiestas reales duraron cinco días y fueron tan multitudinarias que se las reconoce como el primer Oktoberfest de la historia. Tomamos el tren y bajamos en Hackerbrücke, a una sola estación de Hauptbahnhof, la estación Central de trenes donde aprovechamos para dejar nuestro equipaje en los lockers por 6 euros el día. Al descender sólo tenemos que seguir a la multitud que camina en la misma dirección. El camino desde la estación es una verdadera procesión, pero aquí no hay nada religioso, o sí porque pasarla bien tomando buena cerveza bien podría convertirse en religión (¡nos adherimos!). Caminamos lentamente entre el gentío, todos saben a dónde se dirigen, todos saben su destino y además no aguantan más la sed. El predio se hace rogar, cruzamos un puente, luego una zona de oficinas, un parquecito y una amplia explanada, al frente vemos la figura de la iglesia Paulskirche, hasta que por fin aparece el Arco que da la bienvenida al Oktoberfest. ¡¡Llegamos!!
La entrada es libre y por la avenida principal caminan miles de personas. Es como una especie de mega patio cervecero/parque de diversiones. El predio cuenta con una enorme calle central peatonal de más de un kilómetro con puestos de souvenirs, globos, pretzels, corazones de galletitas de chocolate con inscripciones y juegos como la vuelta al mundo, el tren fantasma, autitos chocadores y otros. Caminando este corredor uno se da cuenta que las familias también participan del Oktoberfest, no todo es cerveza para algunos.
A los costados se ubican las carpas de las cervecerías, es en ellas en donde se arma la verdadera fiesta. La entrada es libre a todas las carpas, la cuestión es encontrar lugar. Algunas mesas se pueden reservar con mucha anticipación y por horarios, pero la mayoría concurre a su carpa favorita y allí encuentra ubicación como puede. Fuera de las carpas no se puede beber alcohol.
Hay 16 carpas en las que entran 118 mil personas sentadas y sólo seis cervecerías están autorizadas a participar del Oktoberfest: Augustiner-Bräu; Hacker-Pschorr-Bräu; Paulaner-Bräu; Staaliches Hofbräu-München; Spatenbräu y Löwenbräu. Estas son las que cuentan con los rigurosos requisitos requeridos y además son fabricadas dentro de los límites de la ciudad.

Schottenhamel-Festhalle es la carpa más antigua y tradicional estando presente en e Oktoberfest desde el año 1867 y vende la cerveza Spatenbräu.

Paulanerbräu también conocida como Winzerer Fähndl. Esta carpa es frecuentada por los jugadores del Bayern Munich.
Como marca la tradición el Oktoberfest comienza el primer sábado después del 15 de septiembre, este año cayó el día 20 y también como es tradición, el alcalde de Munich abrió el primer barril de cerveza a las doce en punto para dejarlo inaugurado al grito de O ‘zapft is!, (Ya está abierto). ¡Ha tomar se ha dicho! Cada carpa cervecera tiene sus propias características y su público: más festivas, más seria, con gente más joven, con mayores, con especialidades gastronómicas, etc. Nosotros como chicos en una juguetería vamos entrando a una detrás de la otra. Primero ingresamos a Armbrustschützen-Festhalle, con filas y filas de mesas todas repletas y en un costado, en lo alto la banda tocando. Aquí la tonalidad del techo y de los manteles es verde, el ambiente es bullicioso, pero no desenfrenado. Las mozas llevan de a cinco jarras de cerveza por vez en sus bandejas y simpáticos vendedores de salchichas revolotean entre la gente. El precio único de la cerveza para todo el predio es de 10 Euros más la propina casi obligada de 1 euro por jarra de litro, la única medida que se vende y que se acaban como si fueran porrones.
Al salir de allí nos vamos para la carpa de Hofbräu-Festzelt. Allí la banda se ubica en el centro del inmenso salón. El clima es más ruidoso, hay muchos más jóvenes, más borrachos y las competencias de fondo blanco se suceden mientras aplaude todo el mundo. El ritual indica que el que no se termina la jarra, debe tirarse lo que queda en la cabeza. Todo sucede al son de la música, los choques de jarras y el tan famoso “Prost” para brindar. Es difícil calcular cuánta gente hay, pero aseguran que pueden entrar más de ocho mil personas.
Nos acodamos en una mesa y pedimos una jarra de cerveza. Hay que saborearla porque el presupuesto no permite ni una sola más. Brindamos con fervor y no podemos creer estar ahí. ¡Sí, un poco de envidia nos pueden tener, estuvimos en el Oktoberfest de Munich y nos tomamos nuestra gran jarra de cerveza!
Impresiona la organización, ejércitos de mozos, cocineros y custodios, que sirven miles de jarras, preparan miles de platos y además aseguran que nadie se sobrepase. En una mesa cercana un grupo de australianas se sacan sus bombachas y las revolean por el aire. ¡Es el Oktoberfest, hay que festejar! Otro borrachín intenta colgar la bombacha en el muñeco de la cervecería que cuelga del techo pero los guardias de seguridad lo echan de la carpa…y su grupo de amigos sale tras de él protestando. Un señor ya bastante mayor aprovecha y apretuja con “cariño” a cuanta señorita se le cruza por el camino con la excusa de brindar y bailar. Mujeres y hombres, jóvenes y adultos beben a la par y con desenfreno. Nos preguntamos cuántos euros se necesitarán para sostener un día entero de Oktoberfest…si es que sólo vienen un día…
En la avenida principal vemos pasar los carruajes tirados por brillosos caballos negros que representan a las diferentes cervecerías y llevan los toneles de cervezas hacia las diferentes tiendas.
Entramos a otra de las carpas la de Hackerbräu-Festhalle con su techo celeste y plagado de nubes blancas y mucha cantidad de jóvenes y adolescentes. Paseamos por sus abarrotados pasillos intentando no tirar ninguna cerveza. Tenemos a cuestas nuestras mochilas porque a la noche continuamos viaje, a decir verdad no es para nada recomendable, cuanto más liviano se vaya mucho mejor.
Paseamos por sus abarrotados pasillos y volvemos a salir para entrar en la carpa Pschorrbräu-Festhalle (Bräurosl). En esta los techos tienen tonalidades naranjas y amarillas y además de las jarras de cerveza pasan apetitosos platos con salchichas, codillos de cerdo, pollos asados, sanguches de pavo y de lomo ahumado.
En los 16 días que dura el festival, el predio deja de vender alcohol a las 22:30 para retomar a las 10 hs o a las 9 hs (si es fin de semana) del día siguiente. Nos quedan algunas carpas por ver y nos faltan euros para tomarnos otras cervezas, pero todo en la vida no se puede y tenemos que seguir viaje. Como tantos otros momentos, ¡Inolvidable paso por el Oktoberfest de Munich!
Datos Útiles
La ciudad de Munich ofrece para los turistas diferentes opciones económicas para la utilización del transporte público. En caso de alojarse cerca de Marienplatz, se puede recorrer el centro histórico caminando, pero si uno está alojado mas lejos o quiere visitar el predio del Oktoberfest, el Museo de BMW, el Allianz Arena (estadio del Bayern Munich) o el castillo (entre otras opciones) es mejor comprar el ticket que comprende viajes ilimitados en U-Bahn, trenes S-Bahn, tranvías y buses. Hay tickets individuales o grupales, para 1 o 3 días.
La oficina de Turismo y Marketing para Latinoamérica nos dio la posibilidad de recorrer la ciudad con el ticket de 3 días Partner 3 Day Ticket para zonas 1, 2 y 3 (Partner 3-Tagekarte Innenraum). Viajamos los dos durante tres días con viajes ilimitados y el costo fue de 25,90 euros.
Actualización Febrero 2017 : Ahora se llama Group Day Ticket. Está diseñado para los que viajan de grupos de más de 2 hasta 5 personas que poseen viajes ilimitados. Cada dos niños entre 6 y 14 años cuenta como 1 adulto.
Precio Group Day Ticket 1 días ilimitado (desde que se valida hasta las 6am del día siguiente): 12,60 Euros
Precio Group Day Ticket 3 días ilimitado (desde que se valida hasta las 6am del día siguiente): 29,10 Euros
Para mayor información: Oficina de Turismo de Munich
Algunos datos que dejó el Oktoberfest 2013
Visitantes: 6.4 millones
Cerveza consumida: 7.7 millones de litros
Pollo asado: 482,361 unidades
Salchichas: 112,772
Codos de cerdo: 78,216
Cosas perdidas durante el evento:
1200 documentos y tarjetas de crédito.
935 Prendas de ropa
605 billeteras
450 llaves
380 teléfonos celulares
55 cámaras de fotos y equipo
Curiosidades:
1 dentadura
1 Segway
1 skater
2 anillos de boda
Espectacular chicos!!!!
Justo lo que estaba buscando. Quería entender como era la movida y ustedes lo dejaron clarísimo, con lujo de detalles y me hicieron sentir allí.
Este Oktubre me toca vivirlo a mi…. PROST!!!!
Saludos,
Flor 🙂
Gracias a vos Flor! Ya nos contarás qué tal!! Ojo que los muchachos después de las cervezas se ponen querendones! Ja Prost!
jajajaja ni hablar….
Estuve en el carnaval de Salvador de Bahía y me imagino algo «similar» en cuanto a alcoholemia y demás 😛
Abrazos!!!!
Flor