Potosí sufre desde siempre la desgracia y la gloria o la gloria y la desgracia, según quién lo mire, de ser una ciudad minera. Desde su fundación hace casi cinco siglos y mas allá de que en los últimos años la afluencia de turistas ha crecido, en Potosí se respira el ambiente minero. Por las calles, al caer el sol se pueden ver a esos hombres regresando de la dura jornada laboral, con el pico al hombro, el casco puesto y cubiertos de polvo gris. En tiempos de mucho trabajo y buenos precios internacionales son más de quince mil los mineros que se internan cada día en el cerro Rico. Son callados, amables, se les nota en la mirada el cansancio y la sabiduría del que sabe que va a morir joven. Porque los mineros mueren jóvenes, casi nadie que haya trabajado un tiempo prolongado en las profundidades del cerro Rico pasa de los cincuenta años, esa es la ley de la silicosis y de otras tantas enfermedades, esa es la ley de la mina.

Llegando a Potosí desde Uyuni, Bolivia

Evo Cumple, Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Hostel The Koala Den, Potosí, Bolivia

Tras instalarnos en un lindo hostel llamado The Koala Den, con salas en común y ambiente alegre y ruidoso salimos a la plaza principal de la ciudad para buscar en donde contratar el tour a las minas. En una de las calles cercanas encontramos unas cuantas casas de turismo y luego de preguntar y hacer cuentas nos quedamos con la propuesta de 6 dólares por persona para meternos en las entrañas del cerro Rico al día siguiente.

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Resuelto esto nos dedicamos a vagabundear por esta ciudad colonial de poco más de cien mil habitantes. Andamos por calles angostas de casitas bajas, pasamos nuevamente por la plaza principal llamada 10 de Noviembre, en honor al día en que se iniciaron las guerras por la Independencia y nos quedamos un rato observando la bonita Catedral.

Potosí, Bolivia

Iglesia de Potosí, Bolivia

Plaza Principal de Potosí, Bolivia

Cerro Rico Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

El fervor español por la plata que salía a raudales de la montaña, manchada con la sangre de otros, no sólo hizo ricos a unos pocos sino que aportó para la construcción de las múltiples iglesias cristianas que aparecen a cada paso. Al ingresar al Mercado Central nos encontramos con un ambiente bullicioso, colmado de mujeres de largas trenzas y polleras multicolores y sus niños colgados a la espalda. Nos gusta pasear en esos ambientes repletos de olores, sabores y actividad entre reses vacunas a medio faenar, decenas de bolsas con verduras, productos textiles y cantidad de talismanes para todo tipo de cosas.

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Mercado de Potosí, Bolivia

Casa de la Moneda, Potosí, Bolivia

Todo queda cerca en Potosí, así que de allí nos vamos caminando a visitar la Casa Nacional de la Moneda, donde iba a parar toda la plata que se extraía del cerro y se acuñaban las monedas que partirían rumbo a Europa. El recorrido viene con guía incluido, es muy interesante y resulta imprescindible para comprender mucho de lo que pasaba en la ciudad en esos años.

Casa de la Moneda de Potosí, Bolivia

Casa de la Moneda de Potosí, Bolivia

Teatro Municipal Modesto Omiste, Potosí, Bolivia

Más tarde caminamos unos pocos metros hasta el Teatro Municipal Modesto Omiste, que fuera la iglesia de Belén y que tiene un mirador magnifico para apreciar la ciudad, perfecto para sacar buenas fotos. A la noche nos comemos unos anticuchos (pinchos de carne, hígado o papa) y salchipapas en uno de los múltiples puestos que se instalan sobretodo en la calle Junín, en la tranquila y fresca noche potosina.

Panorámica de Potosí desde el mirador del teatro municipal Modesto Omiste

Cerro Rico desde el mirador del teatro municipal Modesto Omiste, Potosí

Cerro Rico desde el mirador del teatro municipal Modesto Omiste, Potosí

Techo del teatro municipal Modesto Omiste

Visita al interior de la mina del Cerro Rico

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

A la mañana temprano estamos firmes frente a la agencia de turismo y en unos minutos nos subimos a una camioneta en dirección al Cerro Rico. Antes de llegar hacemos dos paradas, la primera en un mercado para comprar regalos para los mineros: bolsitas con hojas de coca, bicarbonato, cartuchos de dinamita y botellas de alcohol de 96° para beber. Con la graduación que tiene el alcohol no sabemos qué es mas peligroso, si eso o la dinamita. La segunda parada es para vestirnos con trajes de minero, mameluco, botas de cuero y casco con farol al frente. Desde arriba del cerro se puede ver toda la ciudad de casas bajas en donde sobresalen las cúpulas de las iglesias.

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Somos diez en nuestro grupo y en fila india nos internamos en la montaña. El lugar es oscuro y frío, andamos en penumbras solo alumbrados por nuestros cascos, entre angostos pasillos, socavones y calles más anchas surcadas por rieles y con techos tabicados para evitar desmoronamientos. Huele a roca, a metal, a polvo, a pólvora, a encierro. Diez minutos ahí dentro y ya necesitamos ver el sol, no nos explicamos como pueden estar entre doce y quince horas por día dentro de estas cuevas casi todos los días de su vida. Ocasionalmente pasa algún minero con alguno de sus cachetes inflados mascando coca y se lleva uno de los regalos que llevamos. Pasamos por delante de una estatua del virrey del Perú, Enrique Toledo quien visitó personalmente la ciudad a fines del siglo XVI. Quería ver con sus propios ojos la famosa mina de plata que era una de las grandes joyas de la corona y además implementar peores condiciones de trabajo para los mineros, como si eso fuera posible.

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

El tío, en la visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

En el lugar de referencia para todos los que allí trabajan se ubica El Tío, el dios protector de todos los mineros. La estatua es muy parecida a un diablo, rojo, con cuernos y sentado en su trono con su miembro viril erecto. Al Tío hay que llenarlo de ofrendas porque si está contento, asegura la tradición, los mineros encontrarán valiosas vetas de plata y otros metales. Por eso es que siempre está colmado de obsequios como hojas de coca, cigarros encendidos y vasos con alcohol. Es junto al Tío en donde nuestro guía nos cuenta la historia y nos insta a probar un poco de ese alcohol de 96° que los mineros consumen todos los días en grandes cantidades. Con solo tocarlo con la punta de la lengua todo comienza a arder y cuando baja por la garganta quema como un chorro de agua hirviendo.

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Visita a la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

 

Las revueltas mineras por mejores condiciones de trabajo tienen tantos años como el comienzo mismo de la explotación del Cerro Rico tanto por los Incas como por los españoles. Los conquistadores en su afán por conseguir toda la plata posible en el menor tiempo posible también, conseguían que los hombres murieran como moscas. Tras la independencia la cosa no mejoró demasiado, solo cambió de manos la riqueza, pero nunca esas manos fueron las de los miles de mineros que trabajaron allí. Con la caída de la producción de plata luego de cientos de años de explotación, Potosí vivió su peor momento a principios del siglo veinte, pero al entrar en la era del estaño, comenzó su resurgimiento. Pero también el de los llamados “barones del estaño” que manejaron la economía y la vida política del país por décadas. Las familias Patiño, Hoschild y Aramayo no solo se repartieron las riquezas de Bolivia a su antojo, sino también participaron activamente en la política del país.

Panorámica desde la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Panorámica desde la mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

Mina del Cerro Rico en Potosí, Bolivia

En los últimos años, las cosas han mejorado un poco y se han fundado varias cooperativas, aunque las compañías privadas continúan operando. Nuestro guía nos cuenta que el sistema en la mina que recorremos es justamente de cooperativa, con jornadas laborales de doce horas. Luego de esas horas, el minero si quiere puede seguir su instinto en busca de vetas de plata que serán de su propiedad si es que las encuentra. Es como una especie de lotería mortal, muy pocos logran encontrar su veta y ganar mucho dinero, la mayoría muere en el intento. Además este sistema tiene mucho de perverso porque cuantas más horas los mineros pasan dentro de la mina, más cerca se encuentran de la muerte. Pero al mismo tiempo, cuando llevan muchos años buscando, también se encuentran más cerca de encontrar su tesoro y ya no pueden volver atrás ni abandonar la búsqueda. Salimos de la mina pensando en lo duro que es ser minero y en como te condiciona la vida el lugar en donde naces. Se trata de suerte no hay otra o en términos religiosos de algún designio divino, porque por mas avances tecnológicos que existan nadie elige donde nacer ni en que familia hacerlo.

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