“Tita gozaba enormemente este paso ya que mientras reposa el relleno es muy agradable gozar del olor que despide, pues los olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados junto con sonidos y olores nunca igualados en el presente. A Tita le gustaba hacer una gran inhalación y viajar junto con el humo y el olor tan peculiar que percibía hacia los recovecos de su memoria”.
Les compartimos nuestro recorrido por 7 destinos y su excelente gastronomía.
Diferentes viajes nos llevaron a recorrer buena parte de México y mientras nos adentrábamos en el mundo de los sentidos que nos proponía, íbamos saboreando también sus delicias culinarias. Uno de estos viajes nos llevó al sudeste del país, en donde el mar Caribe baña sus costas. A lugares inolvidables como Tulum antigua ciudad maya que se encuentra posada sobre un acantilado, protegida por una muralla de piedra y con el mar más azul que se pueda soñar. Partimos hacia Cancún, a menos de dos horas de donde estamos. A nuestra izquierda vemos una interminable fila de hoteles, con miles y miles de habitaciones, a nuestra derecha la laguna Nichupté. Sin perder tiempo avanzamos hasta una playa ancha y con la arena más blanca que vimos en la vida. El color del mar es turquesa, cada tanto se vuelve esmeralda, parecido al delicioso guacamole en donde untamos nuestros nachos. La palta es otro de los alimentos indispensables de la cultura mexicana y el guacamole se realiza con trocitos de palta suave, cebolla roja, tomate y chile, todo rociado con jugo de lima. Aerca de los chiles, Mina Holland en su libro «El Atlas comestible, una vuelta al mundo a través de 40 gastronomías» dice:Otros muy populares son también los jalapeños y los chipotles (jalapeños ahumados). ¡Cómo pica el chile habanero, deja dando vueltas los ojos! A la noche cenamos dos platos que caracterizan a esta región, la sopa de lima, caldo cítrico con pollo, jitomate, morrón y un poco de cilantro; y frijoles con puerco, carne de cerdo cocinada con porotos negros, salsa de tomate, chiles, cilantro, rábano y cebolla morada, todo acompañado con arroz. Nuestra última parada es en Isla Mujeres a 7 kilómetros de la costa de Cancún. El agua es clara y cálida y por al lado nuestro pasan cardúmenes de peces de colores. Nadamos hasta un barco hundido y casi que nos creemos expertos buscadores de tesoros. Visitamos la laguna salada que recorre la isla por su centro, en las orillas hay pequeños muelles, casas y restaurantes y nos detenemos en uno en donde humean las parrillas. Allí se sirve un solo plato, pez Sierra a las brasas, untado con condimentos secretos. Delicioso. El Distrito Federal, la capital de México es tierra de aztecas o mexicas, como en realidad se llamaban los pueblos que vivían y guerreaban por esta zona. Caminamos por el Zócalo centro neurálgico de la ciudad. Es en esta zona en donde se asentaba la antigua Tenochtitlan, corazón del imperio azteca y que cayera a manos de Hernán Cortés en 1521. Visitar la Catedral Metropolitana y el imponente Palacio Nacional en donde se encuentran los murales de Diego Rivera es tan importante como perderse en las calles circundantes. Plenas de actividad, uno puede mezclarse con la gente mientras se come un exquisito burrito de carne de res, cebolla, cilantro y la salsa que uno guste, al paso. Para luego sí, cuando cae la tarde, partir hacia el barrio de Coyoacán a tomar unos margaritas. De aire bohemio y con variedad de bares allí vivieron Frida Kahlo y Diego Rivera y su Casa Azul es un museo abierto al público. Quedará para otro día las visitas a Teotihuacan, o la caminata por el paseo Reforma, hasta el Ángel, pero esta noche nada mejor que unos tacos al pastor, unas quesadillas y por supuesto más margaritas. Más de 550 kilómetros al sur del DF, se encuentra Oaxaca de Juarez, la capital del estado de Oaxaca. Es un placer caminar por sus antiguas calles coloniales y visitar sus mercados como el 20 de noviembre y el Benito Juárez. En ellos se puede probar de todo, como los cinco alimentos tradicionales que son: los tamales, las memelas (tortillas de masa de maíz untadas con manteca de cerdo, frijoles, diferentes salsas y queso), tlayudas (tortillas más grandes con variedad de ingredientes), empanadas y chapulines (saltamontes) ¡Sí, como el chapulin colorado! Pero en este caso mientras vamos del templo barroco de Nuestra Señora de la Soledad al Templo y ex Convento de Santo Domingo (conjunto arquitectónico más importante de la ciudad), buscamos los mejores lugares para probar los siete moles, el orgullo de la región. El mole es un guiso espesado con masa de maíz que combina chiles y según sus diferentes recetas puede llevar ajo, cebolla, almendras, aceitunas, tomate, orégano, canela, tomillo, pimienta, cilantro, clavo de olor, perejil y alcaparras, entre otras muchas opciones. En sus siete variantes: Mole Negro, Amarillo, Coloradito, Verde, Chichilo, Rojo, y el de pollo y aceitunas, llevan carne de cerdo, de res, de pollo, de pavo, etc. Mientras tomamos una copa de mezcal, imprescindible en Oaxaca, armamos nuestra visita del día siguiente a Monte Albán, un impresionante centro arqueológico en la que fuera la capital de la cultura zapoteca hace más de mil años. Nuestros viajes por México también nos llevaron a Tijuana bien al noroeste, a unos pocos minutos del océano Pacífico y junto a la línea que divide México de Estados Unidos, en lo que se conoce como la frontera más visitada del Mundo. El mítico Arco Monumental da la bienvenida y abre el paso a la avenida Revolución donde hay tiendas de marcas importantes, farmacias, joyerías, restaurantes, discotecas y también multitud de personas que caminan por allí. Muy cerca se ubica la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe y la Plaza Santa Cecilia, la más antigua de la ciudad, con gran oferta gastronómica y bandas de música. La cocina Bajamed como es conocida mundialmente la gastronomía de esta zona ha tenido un florecimiento en los últimos años. Es que a los tradicionales platos como el taco Tijuana, relleno de carne de res, aguacate y salsa picante, el asado de cochinillo, la carne a la brasas y la famosa ensalada Cesar, que fue creada en esta ciudad hace casi cien años, se le han incorporado muchas otras delicatessen. Combinando ingredientes típicos de México como los chiles, el maíz y el cilantro con productos mediterráneos y asiáticos han conseguido excelentes platos. Tijuana está cerca del mar y eso se nota en la buena calidad y variedad de pescados y mariscos. Y eso mismo es lo que disfrutamos en nuestros días allí, tacos de pescado a la tempura, ostiones asados, ceviches gustosos y exóticos, almejas, pulpos y atún a la parrilla. No se puede pedir más. O Sí, ¡un buen vino de Baja California! Nuestra última parada de este viaje apasionante por la gastronomía y la historia de México es en Hermosillo, capital del estado de Sonora. Tierra árida y tranquila, con interesantes sitios arqueológicos y la bahía de Kino a pocos kilómetros, es en donde se pueden encontrar muchos de los mejores cortes de carne de vaca y de cerdo del país. Las parrillas a leña humean al atardecer y nosotros que no podemos aguantar las ganas de probar el bistec a la mexicana, la carne con rajas de chiles verdes o chiles colorados, los chorizos de res y las chivichangas (tacos rellenos de machaca, carne salada y secada al sol y frijoles) Mientras decidimos que comer, empecemos por el vino que en Sonora también es bueno!“Los chiles son algo más que un ingrediente popular en la cocina mexicana: son connaturales… La selección del chile marca el carácter del plato, y van desde los más suaves y cítricos (piquín), o ahumados y dulces (guajillo), al más picante y especiado (habanero)”.