Junio 2014

Recorrido por Seúl, Corea del Sur

A nuestro sobrino Arturito, fiel hijo de su padre, le encantan los chistes con juegos de palabras del tipo: ¿Por qué nadie sube a la ballena? Porque siempre va llena” o “¿Cuál es el último animal de la fila? El del fin”. Así que discusiones aparte sobre la calidad jocosa de estos chascarrillos, lo primero que le dijimos cuando hablamos con él vía skype desde la capital de Corea del Sur fue: “¡Preguntanos si es linda Seúl!” Y nuestro elaborado remate fue “¡Seúl quien la mire!”. ¡Para que se caiga de la risa con nuestra respuesta! Más allá de los chistes estilo Larry de Clay nosotros también nos preguntamos cuando estamos despegando para un nuevo destino, qué nos pareció Seúl, cómo sentimos la ciudad, cómo la vimos, si pudimos aprovecharla, que devolución nos dio su gente, sus paisajes, sus historias, sus comidas. En fin, todos los ingredientes que hacen que uno se enamore o no de una ciudad.

Corea del Sur no es de los destinos más visitados por occidentales, ni hablar de argentinos, pero era un  lugar que nos intrigaba descubrir y no como una parada intermedia ni una transición entre Japón y China. Seúl es definitivamente una ciudad interesante para visitar, moderna, próspera, pero al mismo tiempo respetuosa del cuidado de sus grandes complejos palaciegos (que la pasaron bastante mal durante la ocupación japonesa), muy asiática en sus mercados y puestos de comida, pero un poco más ordenada y limpia que la media. Para ponerle nombre sin hacer comparaciones odiosas, menos bulliciosa y caótica que Bangkok o Ho Chi Minh City, pero más que Tokyo o Singapur. Segura en sus calles para caminar hasta tarde, con su inspirador canal central llamado Cheonggyecheon con sus pasarelas junto al agua para cortar con tanto cemento. Costosa en lo que se refiere a alojamiento y comida y barata en los transportes públicos como buses, taxis y colectivos.

Canal Cheonggyecheon, Seúl, Corea del Sur

Canal Cheonggyecheon. Durante mucho tiempo estuvo entubado hasta que se dieron cuenta que le daba aire y naturaleza a la ciudad.

Parejas de coreanos vestidos igual, Seúl, Corea del Sur

Su gente es bastante seria, parca, no regalan sonrisas así como así, pero simpática si se rompe ese cerco. Tienen singularidades como que las parejas de enamorados se visten iguales cuando salen a pasear o la nueva moda de la gente mayor, que es vestir ropa deportiva de gran calidad y precio como una manera de mostrar su status social.

 

Se visten igual para demostrarse su amor. ¡Hasta las mismas zapatillas! En China también tienen la misma costumbre.

Vestirse con ropa deportiva de marca les da status social.

Helado a la coreana, Seúl, Corea del Sur

También nos encontramos con el incomparable amor por el kimchi, su plato nacional, las barbacoas al estilo coreano y unos tubos dulces y ondulados rellenos de helado, imposible saber su nombre. Estos son nuestros divertidos, agradables y como en cada lugar que visitamos, inolvidables días en Seúl, la capital de Corea del Sur.

¿Galletas rellenas de helado o helado con cucurucho de galleta?

¿Galletas rellenas de helado o helado con cucurucho de galleta?

El kimchi tiene bastantes formas de comerse y de hacerse.

La lluvia y un fin de semana largo de fiesta que triplicó los precios nos hizo súbitamente subirnos a un bus y abandonar Busán, ciudad playera y destino turístico más visitado de todo el país. Cuatro horas después nos bajamos en la estación de Seúl y conectamos con el subte hasta la zona de Insa Dong nuestro destino es la estación de Anguk, cerca del palacio Unhyeongung. Una de nuestras valijas, la otra sigue siendo nuestra histórica mochila, perdió una de sus ruedas y empujarla por las veredas de baldosas levantadas nos hace hacer  excesiva fuerza y maldecir (queda feo decir putear) por la mala suerte.

palacio Unhyeongung

Luego de dejar las valijas, conocemos el palacio cercano y nos metemos en el atardecer de la ciudad, caminando por una serie de callejones con hoteles y negocios, además de deterioradas casas tipo chorizo y pequeños restaurantes con carteles solo en idioma coreano. Una particularidad, tanto el idioma japonés como el coreano utilizan algunos símbolos chinos en su ortografía, pero en el idioma hablado chinos, coreanos y japoneses no se entienden sin un intérprete.

En los diversos palacios uno puede alquilar la ropa de la época y sacarse fotos disfrazado. En este caso había una sesión fotográfica con dos modelos coreanos.

Todos los edificios de los diversos palacios tienen estas figuras en sus techos para proteger a sus habitantes. Cuantas más figuras tiene más importante es.

Insa Dong street, Seúl, Corea del Sur

Avanzamos por la Insa Dong street una movida calle peatonal con venta de souvenirs, mochilas, zapatos e indumentaria. De allí seguimos hasta la Avenue of Youth y alrededores en donde predominan los carteles de néon, los lugares para tomar algo y también para comer, sobretodo carne y cerdo en modo Korean barbacue con precios que nos dejan desconcertados por lo caros. Nada baja de los quince dólares por persona, sin bebida.

Peatonal Insa Dong, repleta de souvenirs, negocios de ropa y comida al paso

Avenue of Youth y alrededores, Seúl, Corea del Sur

Changdeokgung Palace

Al día siguiente nos metemos de lleno en la Seúl histórica. La ciudad cuenta con cinco complejos palaciegos para visitar y en nuestro caso iremos sólo a los dos principales el Gyeongbokgung y el Changdeokgung palace. En una mañana calurosa partimos hacia el Changdeokgung palace, vagamos largo rato por todo el complejo con pagodas construidas en 1405, senderos desiertos que dan a patios interiores y más allá los jardines secretos del emperador.

Changdeokgung palace

Entradas para el Changdeokgung palace. 3000 w = U$3

Changdeokgung palace

Changdeokgung palace. (La entrada a los jardines se paga aparte)

Changdeokgung palace. Los coreanos han puesto mucho esfuerzo en las tareas de restauración y de construcción.

Changdeokgung palace

Changdeokgung palace

Bukchon hanok village

Bukchon hanok village

Al salir vamos hasta Bukchon hanok village, un barrio con unas novecientas casas antiguas construidas a la manera tradicional por la clase alta coreana y bien mantenidas, ubicadas en la ladera de una colina. Dando vuelta en algunos de los senderos se puede ver la Torre N de Seúl y también muchos de sus rascacielos, recortados en el horizonte.

Bukchon hanok village. En la mayoría de los barrios nos encontramos con agentes turísticos nacionales que te reparten un mapa de la zona con los puntos fotográficos y una sugerencia de recorrido.

Bukchon hanok village. Como es feriado el lugar está lleno de visitantes y turistas.

Bukchon hanok village.

Bukchon hanok village.

Bukchon hanok village y la torre N a lo lejos.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial los coreanos finalmente pudieron independizarse del despiadado poder japonés, pero ahí empezaría otra tragedia para ellos. La parte norte del país quedaría bajo influencia soviética mientras que la parte sur, con la “protección” estadounidense. Así nacerían las Coreas del Norte y del Sur con miles de familias separadas a uno y otro lado de la frontera. Los conflictos no tardarían en agudizarse y en 1950 Seúl fue ocupada por la fuerzas norcoreanas y soviéticas y destruida en su mayor parte. La ciudad recién fue recuperada el 14 de marzo de 1951 y a partir de allí comenzó la reconstrucción y no paró de crecer hasta convertirse en una de las más poderosas del mundo apuntalada por las principales empresas de electrónica y automotrices del país como Samsung, LG, Daewoo, Hyundai y Kia, entre otras.

A la noche quedamos en comer con unos argentinos viajeros y bloggers que también andan dando vueltas por estos lares, a las siete nos encontramos en la estación Jonggak, cerca de Bosingak, la enorme campana que antiguamente resonaba dando la hora con Flor de El Mundo es un Libro y Martín de Cueva del Viajero  que estaban por comenzar su viaje en el Transiberiano y Angie de Titin Round the world que está viviendo en Seúl.

Campana de Bosingak

Con Angie, titín para los amigos, Flor y Martin. Mini encuentro blogger en Seúl

Cenamos en un pequeño restaurante en donde los precios se ajustan más a nuestros bolsillos, charlamos largo rato de personas, lugares, viajes y sentimientos mientras vemos como las mozas trajinan de aquí para allá con una seriedad de museo. Eso se rompe cuando Caro vuelve del baño y una de ellas le pellizca la cola, así como si nada pero agarrándola bien con toda la mano, y les comenta algo a las otras, como confirmando su teoría. Caro que no entiende nada y ellas que luego se matan de risa. Las señas que hacemos y nos hacen nos dejan perplejos, lo que entendemos es que querían corroborar si la cola de Caro era real o no ya que es muy común en Corea que las mujeres compren bombachas con relleno.Tras la comida Angie se despide, tiene que volver a su trabajo en un hostel y con Flor y Martin nos vamos a tomar unas cervezas al canal Cheonggyecheon. Rústico, tenuemente iluminado, con una brisa que mueve los árboles y en donde la gente se sienta en sus pasarelas a charlar junto al agua. Los chicos nos cuentan que estuvieron trabajando siete meses en Australia de jardineros, planchadores, mozos, y más, para con lo ahorrado, darse el gran gusto de seguir viajando por el mundo. ¡Así es la vida del viajero! Pasadas las once nos despedimos y lentamente volvemos caminando al hotel entre las calles un tanto sucias, iluminadas y despiertas de Seúl.

Con Flor y Martin tomando unas cervezas y charlando de la vida viajera en Canal Cheonggyecheon de noche

Canal Cheonggyecheon de noche.

DATOS ÚTILES

Alojamiento recomendado

 

Seguí leyendo la segunda nota de Seúl

Nuestros días en Seúl siguen en… Seúl quien lo mire, nuestros días en Corea del Sur – 2da Parte

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