Tubing en Vang Vieng por el río, hectolitros de alcohol, atardeceres maravillosos y restaurantes que pasan Friends en continuado las 24 horas del día.

31 de diciembre, se termina el año y nosotros en Laos, ¡todavía nos cuesta creerlo! Empezamos a despedirnos de la hermosa Luang Prabang, para pensar nuestro próximo destino. El lugar más descontrolado del país, ese que es famoso por el tubing en Vang Vieng, actividad en donde miles de personas navegan por un río sobre una cámara de camión, mientras se detienen en los bares a tomarse unos tragos.

Diciembre 2011 / Enero 2012

Nuestra salida se extiende y se extiende. La camioneta que contratamos pasa a buscarnos e inmediatamente comienzan las pérdidas de tiempo. Primero nos dirigimos a la terminal de buses en donde reina el desconcierto y cuando efectivamente estamos por salir uno de los pasajeros, un  japonés, se da cuenta que se olvidó el cargador de su cámara en el hotel. Nuevas idas y vueltas, alguna protesta, un billete que se desliza tímidamente en la mano del chofer y asunto resuelto para él. Arrancamos raudamente hacia el hotel a buscar el cargador olvidado. Cuando finalmente salimos, el camino serpentea angosto entre cañadas, precipicios y la espesa vegetación que por momentos se vuelve polvorienta. Hay curvas tan cerradas que nos vamos bamboleando y cayendo contra los que están sentados junto a nosotros. La ruta va en tenue ascenso, mientras cientos de metros más abajo se puede ver una línea verde que no es otra cosa que el río Mekong. Al costado emergen pequeños poblados campesinos de casas destartaladas que tambalean junto al abismo. El paisaje es hermoso, pero la ruta es peligrosa y ésta es la razón por la que un viaje de menos de 300 km. se extiende por más de seis horas.

A eso de las 16 hs. arribamos al centro de Vang Vieng. La calle principal es sinuosa y angosta con algunos locales de comida, se desliza hasta el río Nam Song. La ciudad es pequeña, polvorienta, agreste y rústica por donde se la mire. Sería un lugar ideal para relajarse mirando el sol cuando comienza a esconderse tras el río, mientras los globos aerostáticos multicolores cruzan el cielo naranja. Pero su aire hippie-cool-fiestero le quita un poco de belleza. Llegamos sin reserva de hotel, así que caminamos por la calle que corre paralela al río en busca de alojamiento que tenga las tres B (bueno, bonito, barato). Finalmente nos quedamos en el Champa Lao The Villa que se ajusta a lo que queremos,  habitación cómoda que da a una especie de jardín cubierto, wifi y baño privado por U$20.

Puente colgante, Vang Vieng, Laos

Puente colgante, Vang Vieng, Laos

Vang Vieng, Laos

Unos minutos después salimos a dar una vuelta de reconocimiento antes de que caiga la noche. A nuestro paso vemos grupos de jóvenes que regresan con sus gomones a cuestas, mojados, varios borrachos y felices. A medida que caminamos nos llama la atención que muchos de estos jóvenes andan con muletas, otros tienen vendas en sus cabezas, magulladuras en codos, rodillas y brazos. Nos preguntamos qué les habrá pasado y recién al día siguiente develaremos la incógnita. Una particularidad de la ciudad es que tiene varios restaurantes en donde podés acostarte a descansar todo el tiempo que quieras mientras en los televisores pasan en continuado viejos capítulos de la serie Friends. Elegimos un restaurante que da al río, con una vista espectacular.

Vang Vieng, Laos

Paseo en globo aeroestático, Vang Vieng, Laos

Más allá cruzando la oscuridad se puede ver una Isla en donde se ubican varias discotecas iluminadas con bombitas de colores. Hay tres boliches grandes al aire libre en ese sector y dos más pequeños en las cercanías de los puentes. No somos de ir mucho a discotecas pero ¡se viene el Año Nuevo! Al llegar, solo uno tiene algo de gente, en los demás no hay nadie. Nos sorprende, pero un italiano nos comenta que en esta ciudad se toma tanto desde temprano que son pocos los que llegan despiertos a la madrugada.

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Una fogata junto a la pista suma calor y color a la noche y la música tecno y marchosa suena fuerte. A las doce levantamos nuestras copas con gente de todas partes del mundo y rato más tarde regresamos al hotel pensando en el año que se fue, en todas las cosas lindas que nos pasaron, en los sueños que se cumplieron y en los que quedan por cumplir.

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Joker Bar, Vang Vieng, Laos. Año nuevo 2011-2012

Tubing en Vang Vieng

Al día siguiente nos vamos a probar el tubing de Vang Vieng, no importa que sea 1° de año, las actividades siguen igual, como si nada. Primero alquilamos nuestras gomas en un local del centro, dejamos un monto como garantía de devolución y nos subimos a una camioneta. A unos tres o cuatro kilómetros en un sector de poca profundidad del río se distribuyen unos cuantos bares a cada lado sobre la orilla. Están todos repletos y la música de los parlantes se entremezcla con las risas y los brindis. Nos montamos en nuestras cámaras de camión y dejamos que la suave corriente nos lleve. Desde los bares nos lanzan sogas para que paremos a tomar algún trago y nos detenemos en uno en donde sus mesas están ubicadas dentro del río mismo. Más allá un grupo de chicos y chicas juegan a embocar pelotitas de ping pong en vasos y el que pierde toma un trago en fondo blanco. Con el menú de bebidas viene anexado otro con variedad de hongos alucinógenos y otras drogas y mirando a nuestro alrededor empezamos a entender el por qué de los huesos rotos. Además de las drogas y el alcohol, los bares para hacer más atractiva su oferta incluyen precarios toboganes, tirolesas, saltos con sogas y demás atracciones. A medida que pasan las horas y el consumo aumenta, muchos se envalentonan y terminan pegándose grandes porrazos y rompiéndose algún hueso. Justamente mientras estamos tomando algo, del otro lado un joven se lanza por una tirolesa y se pega tremendo golpe en una parte rocosa del río. Al rato vemos un accidente similar pero en un tobogán. El día es soleado y nosotros dejamos que la corriente nos siga arrastrando, el río sigue bajito y numerosos borrachos juegan en el agua sin peligro de ahogarse.  Junto a nosotros pasan dos australianos vestidos con túnicas que luego de hacer unas cuantas morisquetas, terminan vomitando en medio del agua y más allá, además de los gomones también vemos pasar kayaks y botes a motor. Cuando dejamos atrás la zona los bares el paisaje se vuelve maravilloso, el silencio es envolvente solo roto por las aves y el murmullo del agua que brilla y refleja el contorno de las montañas.

Tubing en Vang Vieng, Laos

Tubing en Vang Vieng, Laos

Tubing en Vang Vieng, Laos

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