Venecia entre luces y sombras. Un recorrido por Venecia a través de sus barrios.

Cruzamos la región del Véneto en tren, de oeste a este, de la linda Verona hacia el Adriático, hacia Venecia, intrigante y enigmática. Una ciudad que desde hace más de mil quinientos años se asienta sobre 119 islas en una intrincada y compleja conexión entre el hombre y el mar. El tren traquetea con energía y en poco menos de dos horas nos bajamos en la estación de Santa Lucía.

Estación de Trenes Santa Lucia, Venecia
Primera mirada de Venecia, saliendo de la estación de trenes de Santa Lucía.

Atravesando el puente Scalzi, cuando el Gran Canal se hace un poco más angosto, nos introducimos en el barrio de Santa Croce en donde alquilamo departamento para nuestros días en Venecia.

Departamento alquilado en Santa Croce, Venecia
Departamento alquilado en Santa Croce, Venecia

Santa Croce es uno de los seis barrios que conviven en esta Venecia que cuando se la observa en un mapa se puede ver que tiene la forma exacta de un pez. Increíble metáfora, para una ciudad que ha encontrado en los mares de medio mundo su fortuna. Es importante tener en cuenta los diversos barrios que conforman la ciudad: Santa Croce, Cannaregio, San Polo, San Marco, Dorsoduro y Castello; ya que son muy diferentes y cada uno tiene muchas historias para contar. Los mismos venecianos son muy celosos de su identidad siempre ligada a su barrio de origen.

Mapa de Venecia
Mapa de Venecia, los colores responden a los barrios o sestieri

¿Querés leer más de Venecia? Te invitamos a un recorrido a pie a través de sus barrios

Cuando todavía no anochece salimos a reconocer la ciudad, en el final del invierno (principios de marzo) las sombras del atardecer empiezan a caer sobre Venecia a eso de las 17:30 hs. Pasamos el barrio San Polo, camino al puente del Rialto. No se puede empezar por otro lado. Venecia siempre ha sido misteriosa, escondedora, con un placer casi obsesivo de sus habitantes por ocultar su identidad. Sus antiguas fiestas de carnaval se extendían por meses y toda la población, ricos y pobres ansiaban camuflarse detrás de sus máscaras, capas y sombreros para moverse por los salones y los callejones sinuosos al amparo de miradas curiosas. También llegaban personajes de todo el mundo para sumarse, al resguardo de sus máscaras, a ese mundo en donde las tradiciones no se tenían en cuenta, tampoco las clases sociales; y la libertad que otorga el anonimato daba lugar a libertinas noches de amor, alcohol, complots y también negocios.

Camino al Rialto, Venecia
Camino al Rialto, Venecia
Puente del Rialto sobre el Gran Canal de Venecia
Puente del Rialto sobre el Gran Canal de Venecia
Venecia bajo el Rialto
Venecia bajo el Rialto
Carnaval de Venecia
Carnaval de Venecia

Napoleón prohibió los carnavales tras la invasión de Venecia en 1797 por miedo a las conspiraciones y las intrigas que podían esconderse detrás de los disfraces y Mussolini continuó con las prohibiciones, temiendo conjuras en su contra. Recién en 1979 los carnavales fueron permitidos nuevamente y volvieron a florecer los negocios artesanales de máscaras que se distribuyen por toda la ciudad. Existen una enorme variedad, muchas escalofriantes como la del Dottore Peste, heredada irónicamente de los médicos que combatían la peste que periódicamente atacaba la ciudad. Esta consiste en un largo y fino pico como el de un cuervo que antiguamente se rellenaba con hierbas o especias aromáticas para evitar oler las temibles emanaciones. También hay máscaras con rostros de animales, del sol y la luna, de arlequín, polichinela o la bauta una de las más famosas. La bauta tiene un aspecto fantasmagórico, se alarga hasta tapar la boca y se complementa con un tricornio y una capa larga y negra.

Máscaras del carnaval de Venecia
Máscaras del carnaval de Venecia
Máscara, carnaval de Venecia
Máscara, carnaval de Venecia
Canales y gondoleros de Venecia
Canales y gondoleros de Venecia

Recorrer Venecia se asemeja a un juego de espejos, las calles confunden, se parecen, siguen la nomenclatura de hace nueve siglos y eso desorienta. Existen infinidad de calles sin salida o callejones que terminan directamente en los canales. Las que pasan por debajo de edificios se llaman Sotoportego y las plazas campi o campiello. La única Piazza llamada así es la de San Marcos que veremos en todo su esplendor tras cruzar el puente Rialto con todos sus locales de souvenirs a uno y otro lado y recorrer por completo el barrio San Marco. Más allá junto al Gran Canal se agrupan finos restaurantes que invitan a una noche romántica, mientras que sus precios lo hacen pensar dos veces (Venecia es la ciudad más cara de todas las que visitamos en Italia).

Restaurantes sobre el Gran Canal de Venecia
Restaurantes sobre el Gran Canal de Venecia
Catedral de San Marcos
Catedral de San Marcos

La piazza San Marcos, nos hace exhalar un Ohhh; de una ciudad enmarañada, enigmática, que juguetea y compite con el agua que siempre amenaza, de pronto se sale a esa plaza enorme, amplia, elegante, con la basílica de San Marcos como broche de oro, que es una muestra impresionante del arte bizantino que tuvo tanta influencia en Venecia. A su lado aparece la torre Dell ´Orologio (del reloj) y camino al mar el Palazzo Ducale. Allí donde el Gran Canal no tiene límites, se mecen las decenas de góndolas que lo recorren todos los días. Llovizna cuando cruzamos el puente Della paglia y llegamos al puente Dei Suspiri o Puente de los suspiros. Los suspiros no eran de amor para los que cruzaban este puente, sino de tristeza porque era el canal que trasladaba a los sospechosos hacia la prisión de la Inquisición, de donde pocos salían con vida o con todos los huesos sanos.

Piazza San Marcos
Piazza San Marcos
Gran Canal de Venecia
Gran Canal de Venecia
Puente de los suspiros de Venecia
Puente de los suspiros de Venecia

Oficialmente se llamó Serenissima República de Venecia y fue más bien inquieta y república a su modo. Algo nada común en tiempos en donde las monarquías de diferentes características predominaban en todo el mundo. Una república aristocrática, nada de voto libre, secreto y obligatorio, en donde las familias patricias formaban parte de diferentes consejos y elegían al Dogo de la ciudad, al mandamás con poderes restringidos. Por siglos Venecia impuso el vértigo de sus barcos que comerciaban en los puertos de Constantinopla, Alejandría, Damasco, llegaban a Rusia e Inglaterra, a los países Bajos y Francia. Del Adriático al Mediterráneo, al mar Negro, al Rojo, al de Norte o a donde fuera que hubiera mercados que explotar y mercaderías que comprar y vender.  En el mercado del Rialto se podían cambiar telas y especias de China, India, Flandes o España. También olía a nuez moscada, jengibre, canela y clavo, azúcar y pimienta, anís, mostaza y comino. También se traficaba con personas convertidas en esclavas, algo que prohibía la iglesia de Roma para los católicos, pero que hacía la vista gorda si estos esclavos eran cristianos ortodoxos, musulmanes, judíos o de cualquier otra religión. Al fin y al cabo, los comerciantes muy exitosos, suelen tener pocos escrúpulos.

Venecia de noche
Venecia de noche
Venecia entre luces y sombras
Venecia entre luces y sombras

En sus angostas avenidas de lujosos locales de ropa y perfume o en sus calles oscuras, de puentes olvidados y plazas desiertas nos parece ver entre sombras a los antiguos personajes que caminaron por esta ciudad en el siglo XVII o XVIII, envueltos en sus capas y con sus rostros cubiertos. Aventureros, comerciantes, soñadores, personajes ilustrados, jugadores, viajeros, sacerdotes, artistas y masones. Dice el escritor Aschenbach, el personaje creado por Thomas Mann en “La Muerte en Venecia”:

“Así era Venecia, la bella insinuante y sospechosa; ciudad encantada de un lado, y trampa para los extranjeros del otro, en cuyo aire pestilente brilló un día, como pompa y molicie el arte, y que a los músicos prestaba sones que adormecían y enervaban”.

Callecitas y canales de Venecia
Callecitas y canales de Venecia

Uno de esos personajes que no podría haber sido otra cosa que veneciano fue Giacomo Casanova, aventurero, espía, diplomático, escritor, filósofo, pero por sobre todas las cosas un seductor, un conquistador, que según sus memorias (doce tomos) tuvo noches de amor con 1321 mujeres. Al parecer, como buen mujeriego, era democráticamente abierto a mujeres hermosas y no tan bellas, nobles o campesinas, sin hacer distinción de nacionalidad o credo. Seguramente cierto, aunque ciertamente incomprobable, pero su nombre se hizo tan famoso que se volvió popular en todo el mundo. Recuerdo de chico a mis abuelas conversando del Casanova del barrio, algún conquistador de vuelo bajo, mientras comían masitas secas con el té de la tarde.

Disfraces de Venecia
Disfraces de Venecia

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