[A]gua color esmeralda, grutas con murciélagos, una aldea sobre el mar y la isla del espía mas famoso del mundo. Un recorrido que no hay que perderse, aún si el clima no es el mejor.

Diciembre 2011

[A]gua color esmeralda, grutas con murciélagos, una aldea sobre el mar y la isla del espía mas famoso del mundo. Un recorrido que no hay que perderse, aún si el clima no es el mejor.

[P]untualmente 8.55 una combi de la agencia de turismo Phang Nga Explorer, que trabaja con la agencia que contratamos el día anterior llamada Crystal tours nos pasa a buscar por nuestro hotel. Que la camioneta llegue en el horario prometido no solo nos parece un buen presagio, sino también una rareza, ya que generalmente no suele ocurrir así. El chofer, hombre callado, nos indica con un gesto de la mano nuestros asientos y el coordinador, un tailandés petisito y con cara de preocupado nos informa que su nombre es Pao. Rápidamente arrancamos y vamos en busca del resto de los pasajeros: primero pasamos a buscar a una pareja de franceses, que son hipoacúsicos y se comunican con señas a gran velocidad,  luego a una dicharachera señora italiana con su hijo taciturno y de unos cuarenta años. La mujer se sienta junto a nosotros y en unos segundos no cuenta parte de su vida. Nos relata que hace años visitó la Argentina, que su hijo vive actualmente en Suiza, que viajan por placer y que es su primera vez en estas tierras. Mientras tanto nos dirigimos a gran velocidad hacia el norte de la isla por rutas asfaltadas, zigzagueando entre un tráfico espeso de autos y motos que tocan la bocina sin cesar. El día avanza brumoso y fresco y nos preocupa que la neblina que cae hacia la bahía no nos permita aprovechar la belleza del lugar. Del otro lado, tras el horizonte y entre las nubes oscuras se recortan las siluetas de macizas montañas. Luego de una hora de viaje llegamos a Ao Por Port, lugar desde donde salen las embarcaciones hacia las islas de la bahía. Allí el ambiente es ruidoso, compuesto por vendedores, turistas y los encargados de los tours que en medio del bullicio parecen tener todo bastante claro y organizado. Compramos una bolsa a prueba de agua, indispensable para guardar todo lo importante como llaves, dinero, cámaras y demás. Al contingente se suman unos diez nuevos integrantes y nos dirigimos a nuestra embarcación del tipo Escort boat. Ingresamos a un barco de doble cabina, pintado de blanco y azul con la bandera de Tailandia flameando en la proa, que si bien no está en malas condiciones, se nota que lleva varios años batallando en los mares. En la parte de abajo dos ollas humean formando volutas de humo, en una de ellas un hombre remueve lentamente su contenido que es espeso y rojizo, en la otra hay arroz blanco apelmazado, como gusta comerlo por estos lados, mas allá una parrilla que ya crepita espera lo que será seguramente pescado recién pescado. El aroma a ají picante, a langostinos fritos, a limón y salsa de pescado, a cebolla y aceite de soja nos acompañan hasta el segundo piso en donde se entremezclan con la sal del mar.

[singlepic id=341 w=650 h=400 float=]

[E]sta parte del barco es amplia, con techo de lona azul, todo abierto, sin ventanas para que la vista sea perfecta. En el centro se ubica una larga mesa de madera y una cesta con bananas y otras frutas. Nos acomodamos en los bancos también de madera que se ubican a su alrededor y con todo el mundo en sus lugares, arrancan con estruendo los motores. El día sigue feo, frío, por momentos llovizna, dista del clima general de todos nosotros que es de mucha expectativa por la aventura que se viene.  

Tailandia, Phang Nga Bay

[P]ocos minutos después llegamos a nuestra primera parada que es Panak Island una de las islas mas grandes del recorrido, con cavernas y maravillosos lagos interiores, según indica el folleto.  El barco se detiene y tira el ancla  frente a una enorme masa rocosa veteada de vegetación y manchones color ocre casi oxido. No se ven senderos, muelles o playa ni otro lugar para desembarcar, solo rocas, las de la parte inferior desgastadas por el agua.

[singlepic id=357 w=650 h=400 float=]

[A]bandonamos el barco que se mece tranquilo en el oleaje y en parejas nos vamos subiendo a unas canoas, mejor dicho, gomones inflables angostos y azules. Cada gomón es guiado por un remero, el nuestro es simpático, conoce unas pocas palabras en inglés y a cada rato sonríe con toda su boca, mostrando los dientes. Lentamente nos dirigimos hacia una hendidura enorme y oscura abierta en la roca. Avanzamos por el estrecho y sinuoso camino en donde la oscuridad es total y solo se rompe por segundos cuando estallan los flashes de las cámaras de fotos.

[singlepic id=344 w=650 h=400 float=]

[P]or  momentos el tamaño del techo de la gruta asciende hasta el infinito, mientras que en otros es tan bajo que casi podemos tocar las paredes rusticas desgastadas por miles de años. A medida que avanza el recorrido las gomones se van alejando entre si y las risas y los murmullos y los flashes dan paso al silencio y a las sombras que nuestro movimiento en contacto con el agua reproduce en sombras en las paredes. Nos gusta poder encontrar cierta soledad por esos senderos que se van estrechando y de pronto y sin mediar explicación para tanta belleza, desembocan en una brecha en la roca que nos hace salir a espejos de agua verde al aire libre. Lagos transparentes que emergen en medio de enormes paredes de piedra con espesa vegetación.

[singlepic id=345 w=650 h=400 float=]

[E]l remero nos acerca a una de las orillas en donde unos monos acostumbrados a la presencia de humanos se acercan a pedir comida, saltan, pelean y realizan acrobacias.

[singlepic id=346 w=650 h=400 float=]

[C]omenzamos el regreso al interior de la que podría llamarse la caverna madre, como la marea está alta, el agua asciende casi hasta el borde de la entrada, así que por momentos tenemos que viajar totalmente acostados sobre el gomón mientras el remero maniobra entre las estrechas paredes de roca, cincelada por siglos por el golpeteo del agua y que parecen a punto de desprenderse sobre nosotros. Salimos del laberinto acuático, casi como si fuera un sueño para volver a nuestro barco que nos llevará a nuestra segunda parada. El clima sigue frío y la garúa nos pega en el rostro, las nubes están grises y cargadas y los escasos rayos de sol que logran traspasar esa barrera, hacen que el mar tenga un color verde esmeralda que encandila.

[singlepic id=347 w=650 h=400 float=]

[L]legamos a Hong Island y nuevamente nos lanzamos a bordo de nuestras canoas con el mismo remero, una a una, en fila india, nos vamos introduciendo en oscuros y estrechos canales. Como son realmente angostos alcanzamos a tocar las paredes con las manos, muros frescos y a la sombra perpetua, milenarios, macizos, en donde el golpea del agua los vuelve porosos. Nos deslizamos de un pasadizo a otro por enormes compuertas naturales mientras las sombras de las puntiagudas estalactitas dibujan reflejos en el agua. A lo lejos vislumbramos otros pasadizos que nos invitan a cruzarlos, son varios los recorridos internos como si un arquitecto mágico los hubiera imaginado y depende del remero ir por uno o por otro.

[singlepic id=352 w=650 h=400 float=]

[singlepic id=353 w=650 h=400 float=]

[singlepic id=355 w=650 h=400 float=]

[R]egresamos del último ojo de agua y volvemos a ingresar a los túneles y la oscuridad vuelve a cubrirlo todo. A los chasquidos que hacen los remos cuando chocan contra el agua se suman los chirridos de los miles de murciélagos que cuelgan de cabeza del techo encima nuestro. No se ve un solo centímetro de piedra, todo lo ocupan estos mamíferos, los únicos que son capaces de volar, que ven perfectamente en la oscuridad y que a través de los siglos han alimentado tantas historias de terror y misterio.

[singlepic id=350 w=650 h=400 float=]

[singlepic id=351 w=650 h=400 float=]

[singlepic id=356 w=240 h=320 float=left] [V]olvemos al barco y nos dan unos minutos para nadar en mar abierto y por supuesto los aprovechamos. Persistente sigue cayendo una fina y molesta llovizna, pero el agua esta cálida,  calma, transparente. A pocos metros se ubican varias embarcaciones turísticas, todas se mantienen a prudente distancia, como si existiera un pacto para no molestarse entre ellas.  Los demás integrantes de la excursión también se lanzan al agua y hasta uno de los remeros, tailandés muy simpático y excelente nadador se arroja dando una voltereta y unos segundos después emerge con una medusa enorme en sus manos. Nos la muestra y con una sonrisa la vuelve a arrojar al mar.

[singlepic id=354 w=650 h=400 float=]

[singlepic id=349 w=650 h=400 float=]

[Y]a secos y en camino hacia la James Bond Island, la isla mas famosa de todo el recorrido, aprovechan para servir el almuerzo. Muy buena y variada la serie de platos dispuesta sobre la mesa para que cada uno se sirva lo que mas le gusta. Incluye pescado asado y picante, langostinos empanizados, pollo frito, un fuentón con una sopa espesa de mariscos,  el infaltable arroz blanco que tanto en Tailandia como en buena parte de oriente acompaña todos los platos y para tomar Coca Cola y agua mineral. El que quiere cerveza la paga aparte. Todos comemos gustosos, algunos por su voracidad parece que hace tiempo que no lo hacían, el campeón es el hijo de la italiana, el que vive en Suiza, que se abalanza hacia los platos como si intentara romper algún record de velocidad gastronómica.

Seguí leyendo la segunda parte de este post :  Viaje al interior de la Bahía Phang Nga – James Bond Island 

 

Dejar un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

4 Comentarios

  • Hicimos una excursión parecida en el año 2007, pero la hicimos en dos días, una la excursión en kayak por la sona de las rocas donuts, como las llamamos nosotros y la laguna azul, y otro dia navegando por la bahia de Phan-ngan visitando la isla de James Bond y el pueblo flotante malayo. Sinceramente toda esa zona es un paraiso del que salimos enamorados de él.
    Un abrazo y buen viaje!!

  • Hola Caro & Machi, me encanto el recorrido que hicieron y me gustaria hacer uno exactamente igual, pero no puedo encontrar ni la agencia de turismo Phang Nga Explorer, ni ninguna excursion que haga lo que hicieron x la web, me podrian decir donde y como lo reservaron al tour de Phang nga bay? desde ya muchas gracias

    • Hola Ingrid! En Tailandia y Vietnam es común que las agencias de turismo cambien mucho de nombre. En el caso de Tailandia, hace mucho que trabajan con turismo, así que los tours suelen ser bastante buenos. Nosotros todos los tours que hicimos por Tailandia en diferentes viajes, los contratamos directamente en los lugares, se consiguen mejores precios y además algo importante: le pedimos que pongan por escrito todo lo que incluye el tour. Cuando es así, todo sale perfecto. Para hacer el tour de Phang nga bay, en Phuket, Krabi, Phi phi y demás islas vas a encontrar montones de agencias que hacen el recorrido. Salen casi todos los días del año, solo se suspende por mal tiempo o si la temporada de lluvias viene muy fuerte.

      Saludos