En tren hacia el barrio antiguo de Sultanahmet para visitar el tesoro de las dos mezquitas más famosas de Estambul.
Nuevo día y nos vamos para Sultanahmet, estamos locos por conocer Hagia Sofía y la Mezquita Azul, pero también nos gusta movernos de manera anárquica encontrando lugares escondidos a nuestro paso. Desde la plaza Taksim hacia Sultanahmet lo más barato y rápido es tomarse un funicular de una sola estación hasta Kabatas y allí mismo el tren hasta la estación Sultanahmet. Son entre 15 y 20 minutos de viaje. Hay que comprar “jetones” los cospeles turcos en las máquinas expendedoras. Cuesta 3 LT cada trayecto. U$1 = 1,75 LT
Al bajarse pueden ver a su derecha los obeliscos traídos de Egipto hace más de mil años, que se ubican en el antiguo hipódromo romano en donde también se hacían peleas de gladiadores y más allá los seis minaretes de la Mezquita Azul.
Está fresco pero soleado y caminamos lentamente tratando de absorber lo que esta nueva ciudad nos propone, la zona está llena de turistas, pero esto no es algo que nos preocupa, el turismo es una de las grandes fuentes de trabajo en muchos países e indispensable para sus economías. El ingreso a la Mezquita del sultán Ahmet, más conocida como Mezquita Azul es gratuito. Tras cruzar su plaza central y pasar el sector en donde los musulmanes se lavan los pies, hay que sacarse los zapatos y las mujeres también deben cubrirse la cabeza, usar falda larga (si no llevaste, te la proporcionan) y no usar escotes.
El interior de la mezquita está todo alfombrado, los turcos compiten con los persas por la calidad de sus alfombras, y todo el interior está decorado con complejos y finos dibujos en un tono azul que le da el nombre a la mezquita.
Tras el almuerzo de Doners al paso, nos acercamos hasta la Mezquita Hagia Sofia, convertida en museo desde 1935, cobran entrada a 25 LT cada uno.
Son tantas las fotos que uno ha visto de la que fuera la basílica de Santa Sofía finalizada en el 537 DC por el emperador Justiniano en donde aseguran que trabajaron más de 100 mil obreros, que al entrar uno no puede hacer otra cosa que sentirse maravillado por sus cúpulas y candelabros. Las enormes placas que cuelgan de los laterales se encuentran escritas en árabe en letras de oro y dicen los nombres de Alá, Mahoma y los profetas del islam. Para los apasionados del arte no se pierdan los mosaicos bizantinos, impresionantes. Al salir vamos hasta la fuente con aguas danzantes que cambian de color, que se ubica en medio de las dos mezquitas, nos sentamos a observar. Solo eso, a mirar.
Como recomendación, aprovechen a quedarse en la zona de Sultanahmet cuando se va poniendo de noche y empiezan a encenderse las luces que iluminan las mezquitas y toda la zona.
Al día siguiente regresamos a la zona de Sultanahmet y nos dirigimos a visitar las Cisterna de Yerebatan la más importante de las 60 cisternas que proveían de agua dulce a la ciudad. La entrada cuesta 10 LT por persona. El uso de cisternas para aprovisionar agua era fundamental para Estambul ya que le permitía a la ciudad soportar asedios de meses cuando sus enemigos cortaban los acueductos o envenenaban el agua. Bajamos a conocerlas y al salir nos asombramos de la cantidad de espacio que ocupan debajo de las calles por las que caminamos.
A unos cuantos metros de la salida, pasando por delante de Hagia Sofía nuevamente llegamos al Palacio Topkapi que posee más importancia histórica que artística, ya que fue por siglos la sede administrativa del imperio otomano. Su precio es alto 25 LT y 15 más si se quiere visitar el harem. El predio es enorme y el palacio guarda una rica variedad de joyas y vestidos de época, pero no nos impresiona demasiado, es verdad que el tiempo brumoso y oscuro le quita espectacularidad a las vistas del Bósforo que se pueden ver a sus espaldas.

Torres de galata en la bruma desde jardines del Palacio Topkapi. Estambul, Turquía

Vendedor en pescadería del puerto. Estambul, Turquía
En nuestra búsqueda de delicias culinarias nos recomendaron no perdernos las pescaderías que se ubican a la entrada del puente Galata y hacia allí nos dirigimos. La visita en sí misma es un espectáculo, las bateas con pescados frescos, las gaviotas que revolotean de a miles, los vendedores que a los gritos te ofrecen la pesca del día, las aguas del Cuerno de oro y del otro lado el reflejo de enormes mezquitas entre barcos que van y vienen.

Gaviota en puerto y Sulatanahmet detrás. Estambul, Turquía
Decidimos almorzar en uno de los restaurantes anexos de las pescaderías, sabíamos que no nos íbamos a equivocar. Humsi con limón (anchoas fritas), rabas, pan esponjoso que se puede calentar al fogón más dos gaseosas por 27 LT.
Cuando salimos ya está lloviznando y el tiempo ha empeorado bastante. Cruzamos el puente a pie por la parte de arriba, en la parte de abajo se ubican restaurantes, una larga fila de pescadores arriesgándose al clima tira sus cañas y viendo sus baldes llenos de peces parece que tuvieron suerte el día de hoy.
Al bajar damos a una explanada en donde se agrupan varios restaurantes de sillas y mesitas bajas que sacan como pan caliente suculentos sandwiches de pescado a 5 LT cada uno. Los cocineros trabajan en unas simil galeras turcas en donde asan los pescados y los van sacando a gran velocidad.
De allí caminamos unos metros hasta el Mercado de especias que está repleto de gente y de aromas, vagabundeamos por allí, entre bolsas de curry, comino, cardamomo, ají molido y pimientas rojas, verdes y negras. En el sector de encurtidos, se pueden encontrar maravillosas aceitunas negras y verdes de todos los tamaños.
Todavía nos falta mucho para terminar de conocer Estambul, pero por suerte al final del viaje, antes del regreso, volveremos aquí a seguir dando vueltas por el gran bazar, navegar por el Bósforo; justo en donde todo comenzó. Mientras les compartimos la selección de 10 lugares que visitar en Estambul de los chicos de El Viaje me hizo a mí
vamos para Turquia el próximo mes, me gustaría tener más info, cómo me puedo contactar con Uds.???????
Hola Victoria, qué lindo Turquía, escribinos a periodistasviajeros@gmail.com a ver si te podemos ayudar. Saludos!