Falta poco para que caiga la tarde en Santiago de Compostela, está soleado y en la plaza del Obradoiro descansan grupos de caminantes que recién han llegado a la ciudad. Así es todos los días del año, miles de peregrinos, ya sea a pie, en bicicleta, a caballo y hasta en sillas de ruedas, realizan alguno de los caminos de Santiago.
Según aseguran por estas tierras, los caminos son tantos como caminantes hay, pero se pueden clasificar hasta 12. Todos se inician en diferentes lugares, y tienen distancias variadas, pero todos finalizan aquí en el kilómetro 0, en medio de la plaza y frente a la catedral. Delante de ese edificio sagrado construido a finales del año 1000 d.C y en donde aseguran descansan los restos de Santiago el Mayor, uno de los 12 discípulos de Jesús. Las razones de los peregrinos para emprender el viaje son variadas: en muchos prima la búsqueda espiritual; en otros un mix entre religión y aventura; también el deseo de realización personal y superación son importantes para gran parte; además se pueden sumar la pasión por conocer nuevos lugares, personas e historias y encima hacer un poco de ejercicio. Lo cierto es que desde hace cientos de años legiones de peregrinos llegan hasta Santiago, en 2013 por ejemplo fueron más de 200 mil. En este mismo momento los vemos sentados o acostados en el piso, cansados, satisfechos, felices, con sus mochilas y palos de caminantes, mirando la catedral, especialmente su fachada barroca del siglo XVII. También admiran sus cúpulas que sobresalen entre los andamios y las gigantografías. Uno de los objetivos más importantes para los peregrinos es completar como mínimo los últimos cien kilómetros del recorrido para hacerse acreedores a la Compostela (el certificado) y por supuesto recuperar fuerzas para salir de tapas, nada más placentero en Galicia.
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Allí estamos nosotros también, en el centro de la plaza junto a Javier, padre de Caro que acaba de terminar el camino de Santiago por tercera vez y Paula, su mamá. Tras los abrazo del rencuentro recorremos la amplia explanada que cuando comienza a encender sus luces se vuelve mágica. Enfrente de la catedral se ubica el Palacio de Rajoy (nada que ver con Mariano Rajoy, presidente de España) que es la sede del ayuntamiento y del otro lado el Hostal de los Reyes católicos, hoy lujoso hotel, antiguamente hospital y luego hospedería para recibir viajeros. En el costado opuesto está emplazado el Colegio de San Jerónimo en donde actualmente funciona el rectorado de la famosa universidad de la ciudad.
Recomendación dónde dormir en Santiago de CompostelaTodo el casco antiguo es un pasaje al pasado con sus iglesias, plazas, recintos universitarios, bibliotecas y museos. En sus calles adoquinadas nos parece que podemos escuchar los pesados pasos de los caballeros de la orden de Santiago, monjes militares que antiguamente custodiaban los caminos y protegían a los peregrinos, además de luchar contra los musulmanes que gobernaban varias ciudades de la península ibérica. Por todo Santiago se puede ver la insignia de la orden, una cruz roja con forma de espada, con una flor de lis en la empuñadura, siempre sobre un fondo blanco.
Las estrellas ya brillan en el cielo oscuro y nos lanzamos a buscar un lugar para cenar, pasamos por la plaza Inmaculada y luego por la de Martín Pinario y su hermoso monasterio, son tantos los restaurantes y tan apetitoso lo que muestran sus escaparates que dudamos en dónde sentarnos. El padre de Caro recomienda uno y allí nos acomodamos afuera para degustar pulpo a feira (imperdible con pimentón y aceite de oliva), tortilla de papa, filete de merluza y gambas salteadas con ajo, además de cerveza y vino Ribeiro. Entre charlas, risas y anécdotas pasamos una linda noche en la Antigua Santiago de Compostela.

Al día siguiente, mientras recorremos la ciudad nos comenzamos a hacer preguntas, nos intriga la historia del apóstol Santiago y cómo llegó desde Jerusalén hasta tierras tan lejanas. Entonces de a poco, empezamos ha desenrollar la madeja de la historia. Según la biblia y otras fuentes, Santiago era pescador y uno de los discípulos más cercanos a Jesús, tanto es así que fue uno de los testigos de su aparición a orillas del lago Tiberíades (mar de Galilea) tras su resurrección. Tras la muerte “definitiva” del mesías, Santiago y muchos de sus seguidores partieron en misión evangelizadora por el mundo. En su caso cruzó el Mar Mediterráneo para llegar a la península Ibérica, en donde recorrió el valle del Ebro y llegó hasta Galicia. Pasó largo tiempo predicando hasta que una aparición de la virgen María le pidió que volviera, ya que ella se encontraba en su lecho de muerte. En su regreso a Jerusalén fue perseguido por las tropas romanas de Herodes Agripa, rey de Judea decapitado en el año 42 ( otras versiones hablan del año 44). Como sucede generalmente, los hechos comprobados históricamente comienzan a entrelazarse con las leyendas. Siete discípulos recuperaron el cuerpo de Santiago, lo subieron a una barca y emprendieron el camino hacia Galicia, último lugar en donde el apóstol predicara la religión cristiana. Arribaron al puerto de Iria Flavia (actual Padrón) y allí pidieron permiso a la reina pagana Lupa para sepultarlo. La reina se negó y los discípulos atravesaron una serie de desventuras, siempre con el cuerpo de Santiago a cuestas. Terminaron presos y pudieron escapar gracias a un gran resplandor, fueron enfrentados a toros bravos que se volvieron dóciles y finalmente lograron enterrar el cuerpo del apóstol en un lugar secreto. Tanto es así que su tumba se mantuvo oculta y olvidada por casi ochocientos años hasta que en el año 812, un ermitaño de la zona le contó al obispo Teodoro que había visto una serie de luces y potentes estrellas en una colina cercana. Cuando fueron hasta allí encontraron una tumba con una inscripción que aseguraba que allí yacía Santiago el Mayor. Rápidamente fue informado el rey Alfonso II el Casto quién se trasladó al lugar y nombró a Santiago “Apóstol del reino de Asturias y Galicia”. Comenzó entonces a construir una capilla en La Compostela, que quiere decir campo de la estrella y que luego dio nombre a la ciudad. Años después Santiago de Compostela se convertiría en uno de los tres centros más importantes del mundo de peregrinación cristiana junto a Jerusalén y Roma.
Nos lanzamos a caminar por esas callecitas angostas de balcones y negocios con carteles de hierro fundido, de plazas bien pequeñitas con algunas mesitas a la sombra y con las cúpulas de la catedral omnipresentes. Las calles más concurridas en dónde la cantidad de turistas es superior a la de peregrinos son el Franco y la Raiña, también la plaza de Fonseca con sus tabernas medievales, bares de tapas y negocios de dulces que ofrecen la especialidad de las muy ricas tartas y galletas de Santiago, hechas a base de almendras.
Andamos hasta el Mercado de Abastos construido en el siglo XIX, pleno de exquisiteces con sus locales de pescados, crustáceos, carnes, quesos y embutidos. Es un día bárbaro de sol y escalamos hasta el parque de Santo Domingo de Bonaval en donde se ubica el antiguo cementerio del convento de los dominicos. Muy interesante ver los antiguos nichos pintados de diferentes colores que demuestran la condición dogmática de los allí enterrados: Creyentes, apóstatas, conversos, ateos, escépticos, agnósticos o suicidas. También se pueden ver excelentes vistas de los tejados de la ciudad y visitar importantes museos como el del Pueblo gallego (especializado en etnografía) y el de Arte Contemporáneo.
Luego nos perdemos por calles inolvidables hasta dar con la plaza de las Platerías con la fuente de los Caballos en el centro.
A pocos pasos se ubica la plaza de la Quintana con la Torre del Reloj y más allá la Oficina del peregrino en donde los recién llegados hacen la cola para recibir su Compostela. Se los ve cansados pero felices. Hay peregrinos de todas las edades y nacionalidades. En bicicleta, en silla de ruedas y con bastón.
Volvemos a la plaza del Obradoiro e ingresamos a la catedral. Pasamos el espectacular pórtico de la Gloria que también está en obra y recorremos sus naves y capillas como la Mayor, la Mondragón y la del Pilar. En el medio de la nave central se encuentra el Botafumeiro, el incensario más grande del mundo. Todos los viernes a las 19:30 hs. se lo puede ver balancear y alcanzar hasta los 68 km por hora. Es uno de los momentos más emocionantes para los peregrinos juntos con la llegada a la plaza del Obradeiro.
Ingresamos luego a la cripta en donde se encuentra una urna de plata finamente tallada con los restos de Santiago. Esto también tiene su historia secreta. En 1589 el pirata inglés Francis Drake atacó la ciudad y entonces para que su cuerpo no fuera profanado, resolvieron esconderlo en una urna dentro del ábside junto a la capilla Mayor, detrás del Altar. Increíblemente estuvieron allí ocultos por 300 años y recién en 1884 el papa León XIII reconoció como oficial su recuperación.
A la noche volvemos al centro histórico para cenar en una de las típicas tascas gallegas en donde se puede optar por menúes de 10 Euros con entrada, plato principal, postre y bebida; o pedir las tapas que se deseen por separado. Volvemos a ordenar pulpo a feira (nos encanta) y también bacalao, calamares fritos, queso de tetilla, jamón serrano y ensaladilla rusa. En medio de la cena se suma Esther, una vieja amiga de Caro, nacida en Galicia. Entre anécdotas y copas se va yendo la noche en Santiago de Compostela, la ciudad de los peregrinos.

Tanto ver peregrinos y escuchar las historias de mi papá, casi que nos está convenciendo de acompañarlo alguna vez en su caminata/peregrinaje. En nuestro caso no sería un acto de fe, sino una muy buena forma de aprender, conocer y sumar aventuras nuevas a nuestros viajes. Además de acompañar a papá en una de sus pasiones, peregrinar por los caminos de Santiago. Y les cuento…que 4 años después, lo hicimos juntos…pero esa es otra historia que todavía nos falta escribir. Pero mientras les dejamos la nota de nuestro colaborador, la nota de mi papá El camino de Santiago en primera persona

¿Ustedes qué camino nos recomiendan para empezar?
Cual es la mejor epoca.
[…] aventuras por las calles de Santiago de Compostela se las contamos en Santiago de Compostela: La ciudad de los peregrinos pero también queríamos conocer en primera persona la palabra de los peregrinos, la voz de un […]
Muy bueno el relato de Santiago, en octubre voy a hacer parte del camino frances y me resultó util para pasear y conocer al lkegar.
Qué bueno Mónica! Fijate que tenemos una nota también donde mi padre cuenta detalles de su experiencia en el Camino de Santiago. Y nosotros haremos una parte del camino del norte y del camino primitivo en Septiembre. El camino de Santiago en primera persona