Esta es la tercera parte de nuestros días en Seúl.
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Junio 2014
Jogyesa Temple, palacio Gyeongbokgung, mercado Kwangjang, Dongdaemun fashion street, Yeouido park y barrio de Gangnam
Desayunamos unas tostadas en la sala común en donde hay unas cuantas chicas tailandesas cocinando pescado en una olla, a esa hora de la mañana no nos puede caer peor el “aroma”. Hoy nos falta conocer uno de los palacios más importante, pero en el camino nos detenemos a admirar la decoración con linternas y guirnaldas de colores del Jogyesa Temple, un templo budista de 1910 con un pino ancestral que ocupa el patio contiguo.
Ya al mediodía seguimos nuestro camino hacia el palacio Gyeongbokgung que fuera el corazón de Corea por 500 años. Caminamos por un boulevard llamado Gwanghwamun square con aguas danzantes que están custodiadas por dos estatuas de las máximas figuras de la historia coreana, la del rey Sejong El Grande y la del Almirante Yi Sun sin.
En eso vemos un puesto gratuito que presta ropas tradicionales para sacarse fotos y por supuesto aprovechamos! En el caso de Caro, para su familia y amigos se ha convertido en una hermosa princesa coreana llegada del lejano occidente. En el mío, soy objeto de dolorosas cargadas de esos seres que uno quiere a pesar de sus malintencionadas bromas.
Cuando estamos por entrar al palacio podemos ver el espectáculo que se realiza dos veces por día, el cambio de guardia con los soldados vestidos a la manera tradicional.
Pasamos la tarde paseando por senderos de piedra que terminan en lagunas, entre palacios y elaboradas pagodas separadas por angostos pasillos que dan a patios interiores. A la noche cenamos sanguchitos de atún comprados en un supermercado, en el comedor del Beewon Guesthouse hostel, nuestro presupuesto no da para más. Los chicos que trabajan allí se sorprenden de la hora en que cenamos, a las diez de la noche hace más de tres horas que ellos lo hicieron.
Seúl alterna avenidas anchas con grandes negocios y edificios espejados, con calles angostas con casas medio derruidas y el cielo cruzado de cables negros. Hoy salimos camino al mercado Kwangjang uno de los más famosos y tradicionales de la ciudad. Pasamos por la zona de las joyerías, son decenas, una al lado de la otra y luego de unas cuantas cuadras nos metemos en el mercado de techos altos y ambiente recargado a pesar de los ventiladores de los locales.
Nos dirigimos a la parte que más nos interesa, ¡la de la comida! La mayoría de los puestos están atendidos por mujeres de gesto adusto que no les gusta que les saquen fotos a no ser que compres algo. El plato más tradicional y barato que se puede comer allí son unas tortillas fritas de fideos de soja y variedad de verduras.
También se venden trozos de unas enormes morcillas muy condimentadas y con arroz, dumplings fritos o al vapor rellenos de pollo, cerdo o vegetales y trozos de chancho, de lo que se les ocurra, puede ser las más conocidas costillas, pero también las pezuñas, la trompa, las orejas o la cola.
Al salir se larga una llovizna persistente, caminamos hasta la zona mayorista de telas, prendas y todo lo que tenga que ver con la indumentaria con cientos de locales y más allá comienza la zona de Dongdaemun fashion street, en donde se puede encontrar desde costosos vestidos de novia y trajes a última moda, hasta ropa deportiva. La estructura futurista del nuevo centro de arte y diseño llamado Dongdaemun Desing Plaza se deja ver a lo lejos. Los relámpagos golpean en las esquinas y los locales con mesitas en la calle de a poco van colocando las lonas protectoras. Lo que nos parece raro es que en estos restaurancitos rústicos sin ninguna comodidad mantienen los mismos precios que en otros de mayor envergadura.
Esta noche también tenemos cena con amigos, en realidad con una amiga coreana de Belén, la hermana de Caro, que quería conocernos y darnos la bienvenida en su país. Nos tomamos el subte camino al Hangang river, gran pulmón de la ciudad, con grandes zonas de parques y pasarelas. Nos instalamos en el Yeouido park para hacer un picnic y charlar. Sony y su novio nos invitan pollo frito y cervezas, típico picnic coreano juvenil y pasamos una linda tarde sentados en el pastito viendo como las luces de la costa se van encendiendo, los puentes se van iluminando y miles de coreanos disfrutan de la caída del sol junto al río. Es gracioso ver como todos están perfectamente preparados con sus lonas, carpas y bolsas repletas de comida y bebida.
En nuestro último día, en realidad medio día, decidimos visitar el barrio Gangnam, que se hizo famoso por el tema de música de Psy que ya rompió todos los records de ventas y de visitas en youtube. Antes de irnos una señora singapurense nos da charla y charla, habla un inglés bueno y rápido y se ríe de sus propios chistes cada tres palabras. Es fanática del fútbol e hincha del Liverpool y nos asegura que si queremos ver bien el Mundial suspendamos nuestro viaje a Filipinas y nos quedemos en Corea del Sur. Subte mediante llegamos a uno de los barrios fashion y de la clase alta coreana, paseamos un rato entre grandes edificios, clínicas de cirugía estética que aseguran que te hacen a nuevo, grandes tiendas de ropa y una calle peatonal con negocios y bares. Una de las cirugías más de moda es la de agrandamiento de ojos, nada de pechos u otros miembros del cuerpo. Pasadas las tres iniciamos el regreso para buscar valijas y una vez más seguir nuestro camino con el cariño y las historias que los lugares siempre nos dejan. Como le dijimos a Arturito, ¡¡Seúl quién lo mire!! A nosotros lo que vimos y lo que vivimos en esta ciudad nos acompañará por siempre!
PD:Boarding Pass
Unos de los tours más concurridos de Seúl es la visita a DMZ La zona desmilitarizada, a unas dos horas de viaje. Es un sendero que separa las dos coreas y es vigilado a uno y otro lado por los soldados de Corea del Sur y del Norte que se miran con odio a lo lejos. Para rematarla lo coordinan militares norteamericanos. No nos parece que la guerra, la muerte, los odios y las divisiones entre hermanos se tomen a la ligera o se conviertan en un parque de diversiones en donde se banalice todo y para colmo se cobren precios ridículos y exagerados como de más de 40 dólares por persona. Así que en este caso optamos por decir paso, en busca de otras experiencias.
Hola! Estuvimos en Corea del Sur en mayo 2013, nos sorprendió y nos gustó mucho. Eso sí, al final del viaje ya estábamos un poco hartos del kimchi y la picante comida coreana, pero nosotros donde vamos, comemos lo que comen los locales. Coincido en que es medio pelotudo poner unas fetas a cocinar, y tener que estar ahí fijándote a ver si ya esta listo o no. Pero a los coreanos les encanta, ellos charlan todo el tiempo como si nada.
Hicimos el tour de la DMZ, y para nada creo que esté banalizado ni lo presenten como un parque de diversiones. Es caro, sí, pero también se visita un lugar que es prácticamente único en el mundo, se aprende mucho sobre la historia y de las relaciones entre los dos pueblos. Realmente me pareció muy interesante y que vale la pena totalmente. de hecho me encantaría hacer la misma visita, pero desde el otro lado. Vamos a ver si se dá.
Saludos!