Abril 2016
A las ocho de la mañana, puntualmente nos pasa a buscar la camioneta de la agencia de viajes Adriatic Explore por la puerta del hotel Hilton a metros de la Pile Gate, la entrada a la hermosa ciudad amurallada de Dubrovnik. Nuestra aventura del día nos llevará a visitar la península de Peljesac y la isla de Korčula, una buena opción cuando se visita la costa dálmata de Croacia. Las nubes se ven oscuras con solo retazos de celeste mientras recorremos la ruta junto al mar Adriático siempre azul y tempestuoso. A una hora de viaje en donde atravesamos pequeños poblados que se encaraman por las rocas y miran al mar en el mejor paisaje con que uno puede soñar arribamos a Ston, pintoresco poblado que todavía conserva su muralla de siglos. Aquí la tormenta arrecia, solo alcanzamos a dar una pequeña vuelta y tomar un café en uno de los bares del poblado.
Al salir el clima mejora, la lluvia cesa y el camino angosto y tranquilo por zonas de viñedos nos hace ansiar la visita a una de las bodegas de la zona que haremos más tarde. Al llegar a Orebic, caminamos solo unos metros hasta la costa para subir al barco que nos llevará hasta Korčula.
El viaje es corto y placentero y a medida que nos acercamos podemos ver las murallas y bastiones de la isla.

Isla de Korčula, Croacia. En abril todavía no ha empezado la temporada alta y son pocos los turistas
Nuestra guía es atenta y simpática y va explicando las particularidades de la zona y también nos acompaña en nuestros primeros pasos por el antiguo poblado que aseguran fue cuna de Marco Polo uno de los viajeros más famosos de toda la historia, en donde además se puede visitar la casa familiar. Las calles son estrechas, muchas con escalones y en las casas de piedra blanca con tejados rojos se pueden ver reminiscencias de la arquitectura veneciana.
Pasamos por la catedral de San Marcos, la iglesia de San Pedro, el palacio de la Abadía y luego nos dirigimos hacia la marina. En el interior de la isla florecen los bosques de pinos, fresnos, palmeras, cipreses y laureles y también los viñedos y los olivares. Korčula cuenta con una gran tradición en vinos y aceites de oliva. En nuestro tiempo libre caminamos la isla, recorremos sus murallas, almorzamos cevaps en uno de los restaurantes del centro y más tarde nos alejamos en busca de pequeñas calas de piedritas con veleros anclados y nos sentamos con el viento en la cara junto a la orilla.
De nuevo en el continente desandamos el camino unos treinta minutos entre terrazas de viñas y caserones antiguos en donde el vino es pasión y tradición. Nos detenemos en la bodega Matusko wines que nos espera con la degustación. En sus salones de piedra y toneles de madera, aprendemos bastante de la cultura vitivinícola croata. Con la explicación de la experta de la bodega, arrancamos con un vino blanco, de gusto cítrico llamado Posip. Luego con uno tinto de nombre Plavac mali, vino suave que se acostumbra a tomar con un poco de agua. El siguiente es el orgullo de la zona, el Dingac, vino tinto también de color bordó oscuro y gusto delicado. El último de los vinos es el Prosek, un vino dulce natural que se toma sobretodo en ocasiones especiales como casamientos o nacimientos.
Para el final como no podía ser de otra manera brindamos con rakia, el licor fuerte pasión en Croacia y que se utiliza para todo, alegrías, tristezas y dolores. El rakia todo lo arregla, nos aseguran. Hay de dos tipos: de guinda, dulce y con menos graduación alcohólica; y de uvas, fuerte al estilo de la grappa italiana. Entonados por el vino, emprendemos el regreso a Dubrovnik en donde se terminará la visita a la isla de Korčula y a la península de Peljesac, pero continuarán para nosotros los paseos por las calles de una magnífica ciudad amurallada junto al mar.
Cómo ir de Dubrovnik a Korcula por tu propia cuenta:
En temporada alta (julio-agosto) se puede tomar el ferry de Jadrolinija directo del puerto de Dubrovnik a Korcula.
Dubrovnik – Korcula: Sale 7.15am y llega 9.30am. Precio: 140 kunas
Korcula – Dubrovnik: Sale 7.15 pm y llega 9.30 pm. Precio: 120 kunas.