En nuestro viaje de 2018 implementamos el House Sitting, en otras palabras viajar por el mundo sin pagar alojamiento. ¿Cómo? Cuidando casas y mascotas. Esto nos permitió alargar el viaje, ahorrar y tener una casa/base por días, semanas y hasta meses y trabajar como nómadas digitales además de vivir como locales ¡Y enamorarnos de nuestros nuevos amigos perrunos y gatunos!

Si querés despejar todas tus dudas sobre qué es el House Sitting, te recomendamos entrar primero a esta nota, ¿Qué es el House sitting? Cuidar mascotas y no pagar alojamiento

Realizamos tres house sittings en tres destinos apasionantes: Tokio, Japón; Edimburgo, Escocia y Dublín, Irlanda. En total fueron casi dos meses y siete las mascotas cuidadas.

Nuestras experiencias haciendo House Sitting

La perspectiva de viajar por el mundo y ahorrarse tantos días de alojamiento es espectacular. No les vamos a mentir, es una experiencia única pero que tiene algunos pasos que hay que seguir y por supuesto ciertas responsabilidades. Fueron tres experiencias totalmente diferentes, las tres nos dieron y enseñaron mucho. A las tres las tomamos con gran responsabilidad y cariño.

Foxxie, la perra más famosa de instagram

En el primer caso, estuvimos una semana en Tokio cuidando a Foxxie. Una perra de raza shiba inu, de las más tradicionales del país.

House Sitting en Tokio
House Sitting en Tokio: Foxxy, la perra mas famosa de Instagram. Esta foto la sacamos con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad

El departamento pequeño estaba ubicado en el barrio de Nakameguro que nos resultó un encanto, en una zona de cafeterías, panaderías y galerías de arte junto a un canal arbolado. Además a unos pocos minutos de subte de los barrios de Shinjuku, Shibuya y Ginza de los más movidos de la ciudad.

Barrio de Naka Meguro, Tokio, Japón
Esta foto la sacamos con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad
Foxxy, la perra mas famosa de Instagram
Foxxy, la perra mas famosa de Instagram.
Esta foto la sacamos con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad

Foxxie es buena y seria, nada de excesivas señales de afecto, pero todas las noches en algún momento se subía a nuestra cama y terminaba durmiendo en el medio Diferente a otros perros, muy casera y poco afecta a vivir el frío invierno japonés al aire libre, había que convencerla para salir a pasear. En cuanto veía la correa se escondía. Teníamos buenas referencias de ella, la habían cuidado Claudia y Jairo dos amigos bloggers de viajes y también la escritora y guionista Carolina Aguirre. Ya en la calle su hobby era entrar a sus bares preferidos en donde siempre recibía de regalo alguna galletita.

House Sitting en Tokio, Japón
House Sitting en Tokio, Japón.
Esta foto la sacamos con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad

Existe más de una decena de plataformas en la web, en nuestro caso nos asociamos a Trusted Housesitters y pagamos una membresía anual de 95 dólares (el costo es de U$120 pero con un código de referido se obtiene el descuento).
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Freddy y Perky: convivencia a la escocesa

Trabajando acompañados en nuestro House Sitting en Edimburgo

En Edimburgo, nos tocó un lindo caserón de tres pisos en la que se conoce como la New Town (aunque tiene más de tres siglos) para diferenciarla de la Old Town. Una zona céntrica y lindisima de Edimburgo y con vista directa a su castillo en lo alto de la colina.

Skyline de la ciudad antigua de Edimburgo
Skyline de la ciudad antigua de Edimburgo.
Esta foto la sacamos con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad
Housesitting en Edimburgo
Con Freddy, amor a primera vista en nuestra experiencia de House Sitting en Edimburgo

Pasamos tres semanas junto a Perky un gato negro, misterioso y solitario pero que con el paso de los días fue tomando confianza. Le gustaban las caricias y dormir encima de mis ojotas o sobre la mochila de Caro. Y Freddy un bigotudo y gracioso terrier escocés que nos tomó el tiempo desde el principio y hacía que lo sacáramos a pasear cuatro veces por día. Freddy se tomaba el paseo como una misión, un verdadero investigador canino experto en oler y lamer. No movía la cola ni prestaba atención a la gente que quería acariciarlo, su cometido estaba primero. Cuando volvió la dueña, con humor nos acusó de malcriarlo “acá solo se pasea dos veces por día” nos dijo seriamente a los tres, a un costado el gato con la salida a la calle prohibida nos pareció que sonreía con sorna.

Barrio de Naka Meguro, Tokio, Japon
Con Freddy Paseando frente al Castillo de Edimburgo

Bailando al son de la mona Giménez… y de dos gatos y dos perros

La tercera experiencia fue la más movida. Una casa grande frente al mar de Irlanda en Sidney Parade, a quince minutos de tren del centro de Dublín. Dos gatos y dos perros. Nena y nene en cada bando. Lita y Ted en los felinos Devon Rex; Ruby y Flash ambos Jack Rusell Terrier en el sector canino. Cuando estábamos trabajando en la casa, los cuatro estaban juntos y alternaban juegos, con momentos de desconfianza, robos de comida y más de una disputa. Cuando estaban solos cada pareja en su habitación.

Puertas de Colores de Dublin, Irlanda.
Fotos tomadas con nuestro Motorola Z Play con el Modo Mod de True Hasselblad
House Sitting en Dublin, Irlanda
Flash esperando que juguemos un rato

Flash igualito al perro de la pantera Rosa, pocas veces vimos a un perro tan inteligente, con una mirada o un ladrido anunciaba horarios de comida y salida como si tuviera un reloj. Cada vez que reclamaba una galleta con sus patas delanteras en alto, parecía bailar al ritmo de la mona Giménez y su Quieeeén se ha tomado todo vino….?? Ruby era pura ternura, le decíamos Neymar, porque cuando el gato le pasaba cerca chillaba como si le hubiese hecho algo. Lo que más le gustaba era retozar cuando asomaba el escaso rayo de sol irlandés y corretear suelta y libre sin correa por la playa que teníamos frente a la casa.

Ruby y Flash paseando por la playa de Dublin y Lita y Ted preparados para hacer alguna travesura
House Sitting en Dublin
Ted curioseando la tapa de nuestro libro Yugoslavia y el laberinto de los Balcanes

Ted era el gato más cariñoso que se pueda encontrar, Caro lo estrujaba con sus abrazos a lo Elvira, el dibujo animado de los Tiny Toon. Pero también el más maleducado que conocimos en la vida. Su lista de fechorías es interminable, desde robarse un filet de pescado de nuestra mochila, volcar todos los días el tacho de basura, destruir un Taj Mahal de Legos de los dueños, abrir puertas y cajones, arañar muebles y sillas; hasta…y esta creo que es la peor hacer sus necesidades en nuestra bañadera (1 y 2 para que se imaginen). Lita, nerviosa y asustadiza lo secundaba en sus andanzas, aunque siempre con cautela. A la noche cuando ya habíamos alimentado, paseado y enviado a dormir a nuestros cuatro “hijos” como una familia numerosa, nos sentábamos agotados a relajar un momento. Por fin el silencio.

Responsabilidad, trabajo y vida de hogar

Fueron hermosas experiencias que recordamos con mucha nostalgia, siete mascotas que nos hicieron un lugar en sus casas, nos brindaron su amistad y nos acompañaron en el camino.

Es importante tener en cuenta que hacer house sitting conlleva una gran responsabilidad. Todos sabemos lo que significa una mascota para sus dueños. Es parte de la familia. Por eso si están pensando en cuidar casas y mascotas, tengan en cuenta el tiempo que lleva alimentar, sacar a pasear y hasta jugar con nuestros nuevos amigos. No hay que pensar la casa solo como un lugar para ir a dormir, una de las claves es organizarse para no estar fuera por más de 8 o 9 horas seguidas por día. Dicho esto, el house sitting es un sistema muy bueno para nómadas digitales con un mix de vida hogareña, recorridas por la ciudad y trabajo y todo esto sin gastos de alojamiento.

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