Ámsterdam posee una fuente inagotable de actividades y paseos, tanto en la ciudad como en los encantadores pueblos cercanos. Te compartimos una guía con recomendaciones de qué ver en Ámsterdam y alrededores
Siempre que visitamos Ámsterdam no dejamos de ir al Van Gogh Museum. Nos fascina ahondar en su vida y recorrer su obra. Su pintura Almendro en flor, la simpleza de unas ramas, florcitas blancas y un cielo diáfano que guarda todos los secretos de la naturaleza; El dormitorio en Arlés con su fuerte perspectiva y una muestra de la austeridad con la que vivía el artista; o Autorretrato con sombrero de fieltro gris en donde sus ojos revelan una soledad infinita. Van Gogh fue un pintor extraordinario con una vida muy dura, desde hace años sus cuadros se venden en millones de euros, pero él sólo consiguió vender uno, El viñedo rojo, que actualmente se encuentra en el museo Pushkin de Moscú. En Tours & Tickets Ámsterdam podés encontrar numerosas opciones para la compra de entradas, tours y excursiones a los mejores precios.




A unos 300 metros, caminando por la orilla de la fuente de la Museumsplein está el Rijksmuseum, el museo más importante de los Países Bajos. Aquí sobresalen los cuadros de Vermeer, Rembrandt, Rubens y Goya, entre muchos otros.



Pero hay una obra de Van Gogh que siempre hace que me quede observándolo largo rato, es otro autorretrato. Lo pintó en París, probando nuevas técnicas que fue aprendiendo junto a Claude Monet y Paul Gauguin y saliendo de juerga con Toulouse Lautrec.
Por la falta de dinero, Van Gogh no podía darse el lujo de contratar modelos para sus obras, así que se pintaba así mismo. Lo hacia mirándose al espejo. En este cuadro de 1887 todavía tiene las dos orejas. A fines de 1888 se dio el confuso incidente con Gauguin que terminará con su oreja cortada, hecho que quedará impreso para siempre en su cuadro Autorretrato con oreja vendada, caballete y estampa japonesa de 1889.

Si lo quieren ver personalmente, tendrán que ir hasta la Courtauld Institute Galleries de Londres, ciudad en donde se ubica también la National Gallery, justamente el museo que guarda Los girasoles, pintura vandalizada hace unos días. Dos activistas del grupo Just Stop Oil volcaron sopa de tomate en la obra, en protesta por el alza en el costo de vida y la crisis climática a causa del petróleo y el gas. ¿Qué tendrá que ver la obra de arte de Van Gogh con esto? Visibilidad consiguieron, las imágenes se vieron en todo el mundo. Por suerte, el vidrio protegió el cuadro que no resultó dañado.
Volviendo al bueno de Vincent, hasta el día de hoy se desconoce a ciencia cierta cómo fue que perdió su oreja, si tuvo algo que ver el pintor francés; y si realmente se la terminó enviando como regalo a una prostituta amiga. Todo permanece en un enigma. Pero como me pasa siempre, cuando pienso en la oreja de Van Gogh termino tarareando “Si pudiera volver a nacer. Te vería cada día amanecer. Sonriendo como cada vez. Como aquella vez…”, La playa, canción de la banda española que le rinde tributo con su nombre.
Un crucero por los canales cuando empieza a caer la tarde y las luces de las casas del siglo XVII comienzan a encenderse, lo cura todo. Y mucho más si es con una degustación de vinos y quesos. Queso Gouda, Edam, Ahumado, Beemster. En los Países Bajos la producción de quesos es cosa seria. Antes de comerlos, cada queso lleva una recomendación de maridaje con los diferentes vinos, blancos, rosados y tintos. Navegamos lentamente, mientras en alguna de las casas flotantes, ancladas junto a la orilla, suena Vincent: “Starry, starry night. Flaming flowers that brightly blaze. Swirling clouds in violet haze. Reflect in Vincent’s eyes of china-blue…”. Clásico de Don McLean, dedicado al pintor.



Los puentes salpicados de chispazos color durazno, parejas que caminan por las orillas de los canales, las cúpulas de las iglesias, los destellos púrpuras del barrio Rojo, las bicicletas parsimoniosas que se detienen en las pasarelas. Pasa un barco en dirección contraria junto a nosotros, allí se brinda con cerveza, entre carcajadas. Desearía que la noche no termine, pero como al día siguiente nos vamos a visitar encantadores pueblos alrededor de Ámsterdam, la expectativa de lo que viene redondea una jornada espectacular.


Si querés mas información de lugares para visitar en Ámsterdam podés leer Primera vez en Ámsterdam, Qué ver y hacer en Ámsterdam o 3 días en Ámsterdam en bicicleta
Visita a Zaanse Schans, Volendam y Marken
Los pueblos de los alrededores de Ámsterdam son un remanso de paz, de naturaleza, de vida que nos lleva a otros tiempos menos agitados, de molinos, ríos y casas de madera, de gatos, patos y gansos. Una visita a Zaanse Schans, Volendam y Marken, nos permitirá darle una mirada a aquella vieja Holanda de siglos atrás.

Ubicado a unos 25 minutos de Ámsterdam está Zaanse Schans. Es un verdadero museo a cielo abierto, en donde se reubicaron o refaccionaron para proteger los molinos de viento y edificaciones del siglo XVIII y XIX. El avance de la revolución industrial iba cambiando el diseño y la apariencia de las ciudades y fue una gran idea su preservación. Pero con una particularidad importante, las familias siguen viviendo y trabajando en el pueblo.



Caminamos junto a una larga fila de molinos, anchos y retacones que mueven sus aspas a la orilla del río Zaan. La aldea es de cuento, el sol da un alivio calentito al frío y el cielo está celeste. Nos pasamos un buen rato entre canales y molinos, antiguas casas de madera con techos de tejas, senderos donde holgazanean patos, descansan los cisnes, desde las ramas otean los cuervos, picotean las gallinas. Se puede recorrer el río Zaan en barco y también alquilar bicicletas. Hay cafeterías, fabricas de zuecos, de chocolates y de quesos, en donde se pueden probar varias delicias.



Tiempo después seguimos camino hacia Volendam. Pueblo pesquero a orillas del Markermeer (lago de Marken) y cerca de Edam, cuna del queso que lleva su nombre. Es un placer caminar por su costanera mientras el agua golpea despacio contra las rocas de la costa. Hay antiguos barcos anclados en el puerto, gaviotas, turistas, tiendas. El casco antiguo con sus casas pintadas, alegres y simétricas, de techos de tejas naranjas, cafeterías y cervecerías con sus toldos coloridos. No dejen de visitar las calles Oude Kom y Het Doolhof: son especiales.

Nuestra tercera visita es a Marken. Desde Volendam se puede llegar tanto de forma terrestre como en ferry. Zona de inundaciones periódicas, en tiempos medievales una tormenta especialmente fuerte la separó del continente. Por siglos este pueblo pesquero permaneció así, hasta la construcción del dique Zeedijk, que permitió la llegada de autos.

Se respira tranquilidad y tradición. Todavía se pueden ver las antiguas casas construidas sobre pilares, para evitar las subidas de las aguas. Recorremos el puerto comiendo kibbeling, bocaditos rebozados de bacalao, y una cerveza. Entre casas de color verde y rayas blancas, evocadores muelles y bellas vistas de postal. En la parte oriental todavía sigue en pie el Paard (caballo), el antiguo faro de 1837, también se puede visitar una fábrica de zuecos y un museo con una exhibición de trajes tradicionales.

A la vuelta, en el bullicio del centro de Ámsterdam nos esperan unas cervezas en el bar Xtracold, una atracción muy singular de la ciudad. La temperatura en el lugar se mantiene siempre a 10° bajo cero y todo está hecho de hielo. Con el pago de la entrada además de 3 consumiciones te dan un abrigo térmico. Después de un día espectacular, una noche con música, tragos y diversión.
Muy bueno¡¡¡¡ estoy planeando un viaje a Amsterdam y seguire tus consejos¡¡¡¡
¡Gracias Roger! Si tenés alguna duda nos encontrás por acá o en instagram wwww.instagram.com/periodistasviajeros