¿Cómo recorrer dos semanas en auto por el Rajastán? Les contamos como alquilar un auto con chofer en India. Itinerario, hoteles y precios.
Después de quince días en India entre Calcuta, Siliguri, Darjeeling y Varanasi muy interesantes, inolvidables y tremendamente complicados para trasladarse entre colas interminables para sacar tickets de tren o de lo que sea; páginas de internet eternamente caídas; regulares cortes de luz; precios cinco veces mayores en las agencias de turismo; calor, burocracia y estafas; rutas endemoniadas; tráfico salido de una videojuego prohibido para menores, vacas, cabras, monos y más; llegamos a Nueva Delhi. Luego de tres días de reconocer la ciudad y comprobar que en lo que se refiere a lo antes descripto era exactamente lo mismo, empezamos a replantearnos nuestro viaje y expectativas.
Uno de nuestros grandes sueños era poder recorrer las ciudades más impresionantes del Rajastán, la tierra de los marajás y de los palacios mongoles. ¿Pero cómo saltar de ciudad en ciudad de manera rápida y económica si cada día comenzaba con la pelea de rigor con el chofer del taxi o del rickshaw por sus precios diez veces superiores y eso era sólo el comienzo? Sentados en el lobby de nuestro hotel hablábamos de esto y analizábamos opciones. Hasta que una pareja de españoles que nos escuchó nos abrió los ojos “¿Por qué no contratan un chofer, viaja con ustedes y los lleva a conocer todo lo que quieran?”. “-No podemos pagar un chofer, ya estuvimos averiguando precios y es imposible para nosotros” fue lo primero que nos salió, pero la pareja española nos hizo rápidas cuentas, nos dijo que negociando cara a cara era diferente y entendimos que quizás podíamos hacerlo. Así que lo empezamos a tomar como una opción real para continuar nuestro viaje. Hicimos algunas averiguaciones, negociamos largamente con el conserje de nuestro hotel Amax Inn que ofertaba el servicio, hasta que el precio que conseguimos fue 400 euros por 14 días de viaje (unos 14 euros por día cada uno). La propina para el chofer es aparte nos dijo, todo en India funciona en base a propinas. El servicio incluye el sueldo del chofer, el auto con A/C, la nafta, peajes y estacionamientos. El chofer paga sus alimentos y alojamiento. Nosotros pagamos nuestro alojamiento, comidas y el resto de los gastos. Hicimos números, cuentas, hasta que nos decidimos y fue lo mejor que podríamos haber hecho. Nos permitió recorrer India, caminar sus ciudades, conocer sus bellezas arquitectónicas e historia; y ver de cerca sus increíbles y desconcertantes desigualdades diarias sin desgastarnos y perder días y días en oficinas burocráticas. Además de poder conversar con nuestro chofer largo y tendido de temas que hubiesen sido imposibles hablarlos con un indio de otra manera.
A tener en cuenta: Salvo el primer día que salimos de Nueva Delhi y el último en que visitamos el Taj Mahal, el resto de los días pactamos con nuestro chofer arrancar nuestra jornada a partir de las 8:30/9 hs. En el caso de los hoteles a los que nos llevaba, el chofer propone y cada uno dispone. En muchos casos nos gustó la primera opción propuesta y en otras recorrimos tres o cuatro hasta encontrar el más adecuado, nunca se quejó.
Este fue nuestro recorrido de 14 días por el Rajastán, el Taj Mahal y regreso a Nueva Delhi.
Día 1: Nueva Delhi – Mandawa.
Día 2: Templo de las Ratas – Bikaner
Día 3: Desierto de Jaisalmer
Día 4: Jaisalmer
Día 5: Jodhpur
Día 6: Ranakpur
Día 7: Udaipur
Día 8: Udaipur
Día 9: Pushkar
Día 10: Pushkar
Día 11: Jaipur
Día 12: Jaipur
Día 13: Agra
Día 14: Taj Mahal – Nueva Delhi
Breve resumen ciudad por ciudad
Salida desde Nueva Delhi y noche en Mandawa
Es temprano en Nueva Delhi cuando salimos y saludamos a Shyam un indio de unos treinta años que será nuestro compañero de aventuras por dos semanas. Nuestra primera parada es en Mandawa, a siete u ocho horas según el tráfico. A medida que nos internamos en el Rajastán las tierras se vuelven áridas, el calor es seco y nos pasan por al lado carros tirados por camellos. Mandawa es un pueblo pequeño, calles de tierra, un par de templos, alguna mezquita y varias havelis, las antiguas casas tradicionales de esta zona. Nos alojamos en una de estas havelis mejor conservadas: se llama Heritage Mandawa, finamente decorada, con dos patios interiores, restaurante y demás. Nuestro cuarto nos cuesta 800 rupias, siempre hay que regatear. Es grande y antiguo, con varias ventanas y una reforzada puerta de madera, además de A/C. Almorzamos y luego salimos a dar una vuelta con Shyam, entramos a algunas havelis, empezamos a sentir esa India del desierto, seca, calurosa y polvorienta, de vendedores enjutos y mujeres que se esconden tras sus velos. Shyam lleva en el baúl del auto un verdadero tesoro, una heladerita que llenamos con hielo y botellas de cerveza para cerrar la noche.
Bikaner
Arrancamos para Bikaner que se ubica a solo 200 kilómetros, pero la ruta no es buena, así que se estiman unas cinco horas de viaje. Antes de ingresar en la ciudad Shyam nos pregunta si queremos visitar el templo de Karni Mata, sabemos de lo que habla y le decimos que sí. Entonces nos alejamos 30 kilómetros hacia el mítico Templo de las ratas. Como generalmente pasa en la India, la experiencia es loca, por momentos divertida, por otras traumática, pero siempre inolvidable. Al salir nos dirigimos a Bikaner y nos alojamos en el hotel Harasar Haveli, es una antigua casona hindú con restaurante y arriba una bonita terraza, recomendable. Nos cuesta 800 rupias, tiene TV y ventilador. Almorzamos en el restaurante y a la tarde vamos hasta el Fuerte Junagarh que se ubica a poca distancia de donde estamos. Bikaner es más grande que Mandawa y el fuerte situado en medio de la ciudad domina todo. Es realmente imponente. Shyam estaciona dentro y nosotros pagamos la entrada de 200 rupias cada uno. Por allí caminan contingentes de turistas franceses e indios, nosotros pasamos por las diferentes salas del palacio absorbiendo todo lo que vemos. Al caer la tarde vamos hasta el centro en donde vendedores, motos, rickshaws y vacas se amontonan entre la basura. Las mujeres pasan con sus saris multicolores y sus niños a cuestas. Damos una vuelta por allí y luego volvemos caminando al hotel, el fuerte comienza a encender sus luces al atardecer y enfrente se ubican pequeños puestos de venta de helados. Cada tanto se acerca algún joven para sacarse una foto con nosotros o darnos charla, contento porque puede practicar su inglés.
El desierto de Jaisalmer
Está nublado pero hace bastante calor. Cuando llevamos una hora de camino pasamos por el templo hindú Sirikolet en donde se festeja el festival Amabas, nos detenemos frente al lago en donde hombres y mujeres se bañan para mejorar su Karma. Paseamos por allí mientras todos nos miran asombrados y algunos niños se acercan y nos piden rupias. Tras cuatro horas de viaje paramos a almorzar en un tugurio de la ruta, junto a nosotros comen unos militares con barba y turbante. En esta etapa vamos directo al desierto sin entrar a Jaisalmer que se ubica a una hora. El hotel en el que paramos se llama Mangalam (nada recomendable), un patio en medio de unas destartaladas habitaciones de techo de paja y llenas de bichos. Las tienen casi de vista porque todo el mundo prefiere dormir en el desierto.
El “tour” o paquete incluye travesía en camello por el desierto, cena, show y noche en el desierto en catres al aire libre. El precio es caro nos piden 2000 rupias cada uno por todo. Quedamos en 1800. Como son las cuatro rápidamente nos suben a dos camellos malhumorados y salimos hacia las dunas, el camino de arena es infinito. A la vuelta en el patio del hotel somos unos 16 turistas. Comienza un show de música excesivamente largo, con baile de una odalisca hindú y un hombre que hace piruetas con antorchas. De la comida mejor ni hablar porque era pésima. Ya con la noche instalada salimos todos hacia el desierto en unos carros tirados por camellos, hacemos unos tres kilómetros. En un claro desensillamos y allí bajo las estrellas en unas literas bien tapados nos acomodamos para dormir.
Jaisalmer
Cuando amanece volvemos lentamente hacia el hotel en donde desayunamos, es un decir en realidad, sólo miramos como un par de rodajas de pan viejo, una naranja verde, un huevo oscuro y algo que no parece ni huele a café, se agrupan en nuestra mesa. Unos minutos después salimos hacia Jaisalmer, que está enteramente construida en piedra caliza, todo tiene un tono dorado cuando lo refleja el sol. En el medio de la ciudad emerge el fuerte sobre una colina, con sus enormes murallas. Paramos a unos 300 metros del fuerte en el hotel Bharat villas, menos romántico e histórico que los anteriores, pero limpio y con habitaciones amplias. Nos cuesta 750 rupias, con A/C. Toda la fortaleza se puede visitar gratis, en su interior vive bastante gente, lo que es pago es la entrada al palacio del marajá, 250 rupias cada uno, más 100 por la cámara de fotos. Allí también todo es de piedra dorada, con vacas por los estrechos callejones, hoteles, templos jainíes y negocios. Es divertido y bonito perderse por esas callejuelas, no hay demasiada gente, solo los vendedores que arriesgan palabras en español cada vez que nos escuchan hablar. A la tarde vamos a ver los cenotafios del marajá (entrada y cámara 450 rupias) y luego al lago artificial en donde la gente le da de comer a cientos de enormes bagres para mejorar su karma.
Jodhpur
Tomamos la ruta hacia Jodhpur, nos esperan cinco horas de viaje. Al llegar nos dirigimos directamente hacia el fuerte Mehrangarh, que se ubica majestuoso sobre una colina y fue construido en el 1459. Pagamos 300 rupias cada uno, más 100 por la cámara de fotos y nos dan incluido un audio-guía en español que créase o no, tiene la voz de Lalo Mir. Recorremos el fuerte ricamente decorado y con vistas sensacionales de la ciudad de casitas bajas y azules. En este caso no vive gente dentro de la muralla y sigue siendo propiedad del marajá que lo gestiona mediante una asociación. Al salir estamos extenuados y vamos hacia el hotel, casi todos se ubican cercanos a la Torre del Reloj, en el centro de la ciudad. Las callejuelas como siempre totalmente sucias, con vacas y tráfico tremendo. No nos quedamos en el primer hotel porque nos piden 2000 Rupias, no está mal y tenía piscina, pero es mucho para nosotros. El otro queda cerca de allí, una sensacional haveli llamada Heritage Kuchaman haveli, con un gran patio interior y habitaciones grandes. Aquí el regateo es fuerte e interviene Shyam para que el precio sea de 1200 Rupias. Igualmente, el conserje nos juega una mala pasada cuando ya nos habíamos instalado, diciendo que internet no estaba incluido y pidiendo un precio exorbitante.